“No soy capaz de ganar un grande”
Sergio García tira la toalla tras una mala tercera jornada “No soy lo suficientemente bueno”, asegura Hanson y Mickelson, al mando
Parecía otro sábado más de depresión para Sergio García, resignado a perder en los terceros días de torneo sus opciones de ganar un grande. El Niño comenzó la jornada entre la aristocracia con sus cuatro golpes bajo par, pero acabó fundido con tres arriba en el día, a ocho del líder, el sueco Peter Hanson. Y algo se activó en la mente del castellonense, rotundo al entregar la tarjeta. “Después de 13 años, hoy ha sido el día en que me he dado cuenta. No soy capaz de ganar un grande”, soltó El Niño como una bomba. “Esa es la realidad. No soy lo suficientemente bueno y ahora lo sé. Llevo 13 años intentándolo y no me noto capaz de ganar. No sé lo que me ocurre. Puede ser algo psicológico… pero si los golpes no entran… Es más sencillo de lo que parece. Después de 13 años, se me acaban las opciones. No soy bueno para los grandes, ya está. Intentaré ser segundo, o tercero… Y no pasa nada, se puede vivir sin un major”.
El Niño soltó toda su frustración. Su caso es de diván. Con un enorme talento en las manos, no ha conseguido explotarlo en las grandes citas y a los 32 años se encuentra en un callejón sin salida. Justo cuando parecía que había visto la luz, que había alcanzado la madurez, cuando opositaba a la chaqueta verde después de dos buenas rondas, García se fundió. Sin más explicaciones que la fragilidad de su mente, que esa confianza tan delicada. La pared de autoestima que había construido en los últimos meses se vino abajo de golpe. Un duro golpe para el castellonense, que apenas ha recurrido en su carrera a la ayuda psicológica porque no cree que pueda ayudarle. Sergio se ha hecho a sí mismo, pero eso no le ha bastado. No para ganar un grande. Su camino a partir de ahora es una incógnita que solo él puede resolver. En su interior deberá decidir si quiere luchar para ser recordado como un gran campeón que derrotó a sus miedos o como un talento desaprovechado.
Llevo 13 años intentándolo y no me noto capaz de ganar. No sé lo que me ocurre"
Los ingleses y los estadounidenses lo llaman el moving day, el día de los cambios. Así conocen a esa tercera jornada de los grandes torneos, en que la clasificación suele ponerse patas arriba. La regla se cumplió en Augusta. Arriba Hanson, Mickelson, Oosthuizen, Watson, Mahan. Abajo McIlroy, Couples, García, Jiménez.
Para García también fue el día de los cambios. De los cambios para mal. Desde que falló el putt en el puñetero green del uno fue a remolque. También patinó McIlroy, que compartía ronda con el Niño. Lo que parecía un duelo de talento puro se convirtió en una colección de despropósitos. De ahí que ambos se abrazaran, resignados, en el 12, celebrando al fin su primer birdie.
En los cuatro primeros hoyos, García había perdido ya tres golpes. Claro que para El Niño esto no es la excepción. En los sábados de los grandes suele dar un paso atrás, quizás inconscientemente, justo cuando se cogen posiciones para opositar al título. Entonces García se nubla. Estadísticamente, el tercero es su peor día. En el Masters, ha escrito su peor resultado en la tercera jornada en siete de las nueve ediciones anteriores en las que hasta ahora había completado las cuatro vueltas. Sus números en esos terceros días de Augusta son: 75, 75, 70, 74, 75, 79, 75, 76 y 75 golpes. Y ayer, 75. Nunca el castellonense ha bajado de 70 en un tercer día de Masters.
Entre los que subieron, lo hizo como un cohete Peter Hanson, hasta los nueve bajo par. El sueco, con solo cuatro victorias en el circuito europeo, no solo lucha por su primer grande, sino por devolver a Europa una victoria en el Masters que no llega desde el triunfo de Olazábal en 1999. Con ocho birdies ayer, cuatro de ellos en los cinco últimos hoyos, Hanson apuesta fuerte. En el cogote tiene a Mickelson, el competidor más feroz cuando en juego está la chaqueta verde. El zurdo está en Augusta como en Disneylandia, encantado con esas calles que favorecen su juego con la izquierda, motivadísimo, muy sólido. Ayer entregó una tarjeta de seis golpes bajo par: seis birdies, todos en la segunda parte, y ningún bogey. Su magnífico eagle en el hoyo 13, después de un birdie en el 12, fue un subidón para él y para una afición que le quiere como a ningún otro. Este no es un jugador de los que acusa la presión. En los tres días ha hecho birdie en el 18, síntoma de que acaba en plenitud, muy enchufado. Y consumiendo menos putts que nunca. Mickelson ha ganado tres veces en Augusta, y hoy llama a la puerta de su cuarta chaqueta para codearse con Arnold Palmer y Tiger Woods. Si gana, sería con 41 años el tercer campeón más veterano, tras Nicklaus y Gary Player.
Entre los que bajaron, Couples y Jiménez. Las canas no sirvieron esta vez en una jornada muy exigente y los dos veteranos, 52 y 48 años, dejaron paso a los muchachos. Y entre los que ni una cosa ni la otra, Tiger, al par en el día. Woods quería guerra pero no atinó con el juego corto. Incluso pareció resignado. Tras irse al búnker en el salida del ocho, bromeó con Schwartzel. Sorprendido, un aficionado exclamó: “¡Se ríe, Tiger se ríe!”.
Clasificación tras la tercera jornada: 1. P. Hanson (Sue), 207 golpes, nueve bajo par. 2. P. Mickelson (EEUU), 208. 3. L. Oosthuizen (Sud), 209. 4. B.Watson (EEUU), 210. 5. M. Kuchar (EEUU), 211. 19. S. García, 215. 27. R. McIlroy (Irl.N.), M. Á. Jiménez, 217. 38. T. Woods, 219. 52. L. Donald (Ing), 223. 57. G. Fernández-Castaño, 225.
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