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El Betis frena al Málaga

Dos goles a balón parado y la actuación del meta Fabricio acaban con la racha de los de Pellegrini (0-2)

Rafael Pineda
Amaya intenta impedir el remate de Rondón
Amaya intenta impedir el remate de RondónJorge Guerrero (AFP)

Tiene el fútbol hábitos y conductas difícilmente comprensibles. En la Rosaleda, con todo a favor y en búsqueda de la tercera plaza, el Málaga pareció siempre muy superior a un Betis que, cuando nadie lo esperaba, se llevó el partido gracias a dos goles a balón parado y una gran actuación de su portero, Fabricio. Fue superior el conjunto de Pellegrini, gozó de numerosas ocasiones, y, sin embargo, vio frenada su racha por un Betis que sufrió lo indecible, apenas tuvo juego y se encontró con dos goles que le suponen un auténtico potosí.

En su ayuda acudió Fabricio, quien con una actuación fantástica le cerró todos los caminos del gol al Málaga. Curiosamente, ganó el Betis renunciando a sus señas de identidad, basándolo todo en la defensa y gracias a una eficacia espectacular, pues hizo dos goles en sus dos disparos a puerta. Tuvo suerte, sí, pero también se la buscó. El Málaga lo intentó siempre, pero pareció cansado, sin ritmo. Y lo pagó en un momento en el que buscaba la tercera plaza.

Andaba el conjunto de Pellegrini sobrado, en plena buena racha, y lleno de esa confianza se plantó en el terreno de juego ante un Betis tímido, asustado, herido por sus últimos resultados adversos. A diferencia de otras ocasiones, el equipo de Mel no quiso saber nada del balón, que entregó a un rival al que le faltó más chispa para poner sobre el campo la diferencia clasificatoria entre ambos conjuntos.

El Málaga se hizo con el control del balón gracias a la incuestionable calidad de Cazorla e Isco, pero su ritmo no era el de las grandes ocasiones. El Betis, muy replegado, presionaba a Isco y dejaba hacer con el balón a Demichelis, perdido a la hora de construir. Cerradas las bandas, el Málaga no carburaba. A pesar de sus carencias para jugar con fluidez, el dominio de los de Pellegrini era tan abrumador que en el ambiente flotaba que el gol local era cuestión de tiempo. La tuvo Cazorla, quien remató de forma defectuosa un balón muy claro, y también Rondó, que se impuso por arriba para rematar muy cerca de la portería. Fabricio, con reflejos, se quitó el balón de encima en la mejor ocasión de los de Pellegrini. Justo en ese momento se escribió el primer renglón torcido del guion del partido.

El Betis, que apenas había esbozado una par de salidas al contragolpe, se encontró con una falta en el centro del campo que Beñat lanzó con mucha calidad. El Málaga, un desastre a balón parado, dejó que Rubén Castro rozara el balón con la cabeza en el área pequeña. El gol descolocó al Málaga, demasiado cómodo en su superioridad. Tocado, volvió a repetir una nefasta acción defensiva. La defensa local dejó botar un saque de esquina en el área y Dorado, un central zurdo, anotó con la derecha como un experto delantero. El cero a dos, inesperado, dejó helado La Rosaleda.

A pesar del marcador, el Betis salió muy nervioso en la segunda parte, momentos en los que Fabricio salvó al equipo sevillano, en especial en un tiro de Duda a bocajarro. Sufrieron los de Mel, solo ayudados por Santa Cruz en el control del balón, y de forma agónica dejaron pasar los minutos. El traje del Betis no era el habitual, nervioso con el balón y muy metido atrás. Solo lo sostuvo el portero, Fabricio, mientras que el Málaga, ante su asombro, fallaba una ocasión tras otra. Resistió el Betis, de forma agónica, y se llevó un triunfo vital para sus intereses.

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