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BALONCESTO | EUROLIGA

El Bizkaia ya tiene voz y voto

El equipo de Katsikaris doblega al CSKA (94-81) y alarga la serie de cuartos de la Euroliga (1-2)

Jackson entra a canasta ante Vorontsevich
Jackson entra a canasta ante VorontsevichALFREDO ALDAI (EFE)

Una de las citas favoritas de Aaron Jackson, base del Gescrap Bizakaia, resume bien lo ocurrido en el Bilbao Arena: “Cuando los guerreros sueñan, los gigantes caen”. Una de las plantillas más poderosas de Europa, atlética y siempre bien posicionada, se vio superada por un conjunto como el bilbaíno, agresivo, entregado y abrigado por una excelente defensa. El equipo de Fotis Katsikaris ha logrado forzar un cuarto partido en la serie de cuartos de la Euroliga gracias a un latido amplio pero constante que deberá mantenerse en el siguiente envite para igualar las dos derrotas de Moscú.

El juego ágil del Bizkaia funcionó como un arreón imprevisto que le permitió cuadrar la defensa en tiempos de ataques rusos. Controlada la maquinaria visitante, el acierto en el juego exterior empezó encandilando a la afición. No se podía pedir más. En un arranque muy trabado por la acumulación de faltas personales en ambos bandos, un veloz Kirilenko puso el 3-9 en el marcador. Los triples de Mumbrú y Vasileiadis, enchufadísimo, rehidrataron al Bizkaia (12-11), hasta que la muñeca de Mavroeidis apareció para marcar distancias y acumular ocho puntos de ventaja.

Sin embargo, el joven Alexey Shved, excelente tirador, no tardó en anotar dos triples que nivelaron el partido. El temible Kirilenko remató la remontada y el Bizkaia decidió mantener su estrategia paciente y centrarse en la caza del rebote. Un segundo cuarto bronco, dada la agresividad de ambos equipos, sirvió para unir a los bilbaínos a pesar de que la extraordinaria forma física del CSKA bastó para alcanzar la canasta rival y acortar distancias.

Bizkaia, 94 - CSKA, 81

Gescrap Bizkaia: Jackson (13), Vasileiadis (20), Mumbrú (12), D'Or Fischer (6), Hervelle (4) --quinteto inicial-- Raúl López (8), Fisher (-), Banic (18), Blums (5), Mavroeidis (6), Grimau (2), Samb (-).

CSKA Moscú: Teodosic (5), Siskauskas (5), Kirilenko (16), Khryapa (2), Krstic (22) --quinteto inicial-- Vorontsevich (8), Lavrinovic (-), Kaun (2), Shved (15), Gordon (6), Siskauskas (5), Voronov (-).

Parciales: 25-24, 22-16, 24-17, 23-24.

Árbitros: Guerrino Cerebuch (Italia), Fernando Rocha (Portugal) y Elias Koromilas (Grecia). Sin eliminados.

Pabellón: Lleno en el Bilbao Arena.

La pareja Nenad Krstic-Khryapa tenía como misión desinflar la unidad vizcaína, algo que no se produjo dada la asociación de los bases Jackson y Raúl López, que castigaron al CSKA desde todos los ángulos de la cancha y, como ametralladoras, fueron ganando distancia en el marcador. Al grito de “¡sí que se puede!”, la afición del Bizkaia vivió con exultante alegría la progresión positiva de su equipo.

Gordon, mejor defensor que Teodosic, tuvo en Banic a su peor pesadilla. Con un 45-36 en el marcador, el CSKA cargó fuerte en el rebote ofensivo y desató a Vorontsevich, todo un portento físico, que no desaprovechó ni una ocasión. Tras el descanso, Mumbrú y Jackson siguieron buscando y hallando grietas en la defensa rusa. Como una exhalación, el base de Hartford anotó cinco puntos en apenas un minuto. Controlando bien los rebotes defensivos, los bilbaínos llegaron a distanciarse del CSKA por 14 puntos. El magnífico Siskauskas se afanó desde la línea exterior sin éxito y el Bizkaia, en tensión permanente, siguió haciendo lo que le funcionaba: cerrarse bien y jugar duro.

Para los de Katsikaris no había respiro sin su correspondiente mirada de reojo a los rusos, que demostraban su potencial a la mínima ocasión y remontaban con suma facilidad. El acierto anotador se puso del lado bilbaíno y Raúl López, que hizo torsiones imposibles con tal de encestar, fue el gran guía del equipo.

El base Teodosic, con capacidad para anotar y asistir a sus compañeros contra viento y marea, no tuvo el día y el conjunto de Jonas Kazlauskas empezó a tambalearse. Con 19 puntos por encima del todopoderoso CSKA, el Bizkaia empezó a tocar el cielo a tres minutos del final. Pese a los ímprobos esfuerzos de Kirilenko y Gordon, el barco había empezado a naufragar. Los rusos, descolocados, solo pudieron maquillar el resultado final. El viernes, el Bizkaia tendrá otra oportunidad para hacer historia: vuelve a tener voz y voto.

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