En territorio Luis León

En la consabida fuga, la que convocó por el terreno rompepiernas de Sisteron a todos aquellos que se sentían obligados por alguna razón más allá del deseo, estaban, por supuesto, Dani Navarro –promovido a líder del Saxo Bank por la sanción a su amigo Contador, y necesitado de honrar su posición—y Luis León Sánchez, que también tenía motivos múltiples para allí encontrarse. “Vine pensando en la general”, dijo el murciano de Mula, ganador de la París-Niza ya en 2009, “pero el lunes, el día de los abanicos, no supe estar delante y, claro, he tenido que salir a buscar una etapa”.

Su sola presencia en este territorio, la de un ciclista con más capacidad y presencia que palmarés, con ser este importante, garantizaba de entrada al menos dos cosas, que la fuga tendría éxito pese al empeño del pelotón por anularla (que lo hubo) y que la victoria sería suya. Ambos presupuestos se cumplieron. Llegó la fuga (bueno, parte de ella: llegaron dos de los siete que la iniciaron, Luis León y el eterno alemán Jens Voigt, otro aval) y ganó el corredor del Rabobank. Es el cuarto triunfo de etapa de Luis León en la París-Niza, una serie que se inició en Cannes en 2007, cuando la primera victoria final de su compañero en amateurs Contador, todos ellos conseguidos con el mismo estilo, mezcla perfecta de riesgo y cálculo en las fugas y en las llegadas, en el mismo tipo de etapas, tal como las tres victorias de etapa también conseguidas todas en las carreteras estrechas del sur de Francia en el Tour.

“Éramos un grupo muy bueno y por eso hemos llegado”, dijo el ganador, de 28 años. “Sabía que había que vigilar a Voigt, quien tenía marcada esta etapa. Al final le he dado la enhorabuena al alemán, pues también hizo méritos para ganar, pero solo podía ganar uno". También fue justo que ganara el español, quien con una buena aceleración en el repecho a 10 kilómetros de meta forzó la ruptura de la fuga. El último kilómetro, cuesta arriba, mantuvo su frialdad habitual. Logró que fuera Voigt quien arrancara a falta de 300 metros y le superó con el golpe de riñones sobre la misma línea.

A Luis León se le pidió también un pronóstico para la general final, que se decidirá el domingo con la cronoescalada al col d’Éze. “Me gustaría que ganar mi paisano y amigo Valverde, con el que suelo entrenarme, pero lo tendrá muy difícil”, dijo. En efecto, el día de Valverde debería haber sido el jueves, el de la llegada a Mende, pero allí no solo no fue capaz de distanciar al líder y favorito, el inglés Brad Wiggins, sino que también emitió malas señales sobre sus posibilidades futuras. En la general, el líder del Movistar sigue cuarto, a 18s de Wiggins, 12s del holandés Westra y 8s del norteamericano Leipheimer: los tres son reputados contrarrelojistas.