El show Mweene

Tan decidido corría hacia el balón que caía del cielo que se olvidó de quedarse dentro del área. Era un partido de la fase clasificatoria de la Copa de África contra Senegal. El portero de Zambia, Kennedy Mweene (Lusaka; 1984), miró la línea, lanzó un lamento al cielo y aceptó con resignación la tarjeta amarilla, una vez que se vio con la pelota abrazada y los pies fuera de su territorio. Los mismos con los que lanza los penaltis de los Free State Stars, su equipo de la liga sudafricana, con el que esta temporada ha marcado tres goles en 15 partidos, lo que le convierte en el tercer máximo anotador de su equipo en una competición en la que el pichichi lleva nueve. Mweene pertenece a esa estirpe de porteros capaces de lo mejor y de lo pelo, capaces de detener disparos imposibles y de cantar en balones sencillos. Pero es el portero de Zambia, ya en la final de la Copa de África ante Costa de Marfil, todo un espectáculo.

En la selección actual, el encargado de lanzar los penaltis es el delantero Christopher Katongo (Henan Construction, chino), como demostró ante Sudán en los cuartos de final. Un contratiempo para Mweene, que limita su espectáculo a su cabellera -pelo trenzado acabado en una raquítica coleta- y a su actuación como portero, sensacional bajo los palos y titubeante lejos de la sombra del larguero. Esta es la cuarta Copa de África que disputa, en la que ha encajado tres goles y cometido la pifia de atrapar el balón con las manos fuera del área. Un fallo más que corregido con el penalti detenido, en semifinales, ante Ghana.

Zambia, que llega a su tercera final tras las de 1974 y 1994, lo ha hecho gracias a sus paradas, los tres goles de Katongo y los otros tantos de Mayuka, el único zambiano que juega en una competición europea, en Suiza. Ahora se miden a Costa de Marfil y esperan celebrar, como siempre, goles con bailes junto al córner. Desde lejos les observará Mweene, quizá esperando su momento.