"A los entrenadores les saco la sangre"
El hombre que ha sacado al Valencia de un agujero esquiva decir su edad por coquetería. En dos años y medio, Manuel Llorente ha reducido la deuda del club en 200 millones (ahora es de 360). La entrevista, en dos encuentros, se cerró con un Llorente muy relajado en la segunda parte tras haber estado tenso en la primera. Siempre alerta, el presidente cena en los desplazamientos con el equipo para que no se le escape ningún detalle.
Pregunta. ¿De dónde le viene su espíritu estajanovista?
Respuesta. Me eduqué en el colegio de huérfanos de la Guardia Civil, en Madrid, donde había una fuerte competitividad por obtener buenas notas para seguir estudiando. Y de los empresarios con los que he trabajado, sobre todo Juan Roig [dueño de Mercadona], que imprime una gran capacidad de trabajo.
P. ¿Se quedó huérfano?
R. Sí, mi padre, teniente de la Guardia Civil, murió cuando yo tenía seis años, y mi madre cuando tenía nueve. Estuve interno en el colegio en Madrid y volvía de vacaciones a la casa de mis abuelos maternos, en Benetússer [Valencia].
P. ¿Es cierto que va apagando las luces de las oficinas?
R. No, hago lo que haría en mi casa. Si salgo de una habitación, apago la luz. Si voy a comer, no me tomo café, copa y puro porque en casa tampoco los tomaría. Y a los que vienen conmigo les pregunto: '¿En casa te lo tomarías?' Pues aquí tampoco.
P. ¿Tiene otras pasiones fuera del fútbol?
R. La mecánica. Tuve un 600 y le cambiaba todas las piezas. Y cuando estudiaba me reía con las comedias de Alberto Sordi o las españolas de Alfredo Landa. Ahora, el fútbol me absorbe.
P. ¿De qué equipo era de pequeño?
R. Del Valencia. Mi colegio estaba cerca del Bernabéu e iba al campo cuando venía el Valencia. Recuerdo a Guillot, un extremo, y a Di Stéfano. Y a Pesudo asomándose por la ventanilla del autobús.
P. ¿Admira a los jugadores?
R. Sí, porque tienen que sacrificarse mucho para estar en la élite. Tuve muy buena relación con Cañizares, Ayala, Pellegrino, Mendieta... ahora Piojo López me llama de vez en cuando y me dice: 'Fícheme'. También aprendí de las charlas con Zubizarreta.
P. ¿Y a los entrenadores?
R. Aprendí de todos: de Luis Aragonés, de Cúper, de Ranieri, de Benítez... Hay que sacarles el máximo jugo. Les saco la sangre porque tienen un gran desgaste y mucha presión, pero también ganan mucho. Tengo que exigirle al entrenador porque no puedo saltármelo e ir directamente a los jugadores. Pero a los jugadores, a menudo sobreprotegidos, también les pido mucho.
P. ¿Tiene problemas con los entrenadores? Ya se llevó mal con Benítez...
R. Nunca me he llevado mal con Benítez, fue que él quiso rescindir el contrato un año antes de acabarlo. Tenemos que ser exigentes igual que la afición lo es con nosotros.
P. Del presupuesto de 110 millones, ¿cuánto destina a la plantilla?
R. Llegó a ser del 110%, ahora es del 78% y debería ser del 70%. Pero no hay un tope salarial. El que más gana tiene que ser el más valioso, reconocido así por los compañeros. Y el entrenador no es el que más cobra.
P. Pero sí el que más responsabilidad tiene...
R. Más tengo yo.
P. ¿Es el único presidente profesional [cobra unos 350.000 euros anuales]?
R. No, casi todos cobran. Aquí asumimos en la presidencia el cargo de director general y el de consejero delegado.
P. ¿Cuánto paga el club de intereses anuales?
R. 14 millones. Hemos equilibrado la cuenta de resultados desde que llegamos, en junio de 2009. Ya no tenemos que pedir créditos para financiar las pérdidas.
P. ¿Es fácil reducir la deuda vendiendo a los mejores jugadores?
R. No. El Valencia ha tenido la suerte de tener buenos jugadores, pero a ellos los hacen importantes los clubes. Hemos sabido aprovechar el momento en el mercado. El más difícil de vender fue Mata, porque estaba muy identificado y lo queríamos mucho. Villa también fue una necesidad.
P. ¿Lo pasa mal en el campo?
R. Sí, lo paso mal. El otro día en el Calderón [0-0] ante el Atlético, sabía que era un partido para marcar tendencia, como la batalla de Navas de Tolosa en la Reconquista, porque es un rival muy parecido a nosotros.
P. ¿Cómo será el estadio nuevo?
R. Las obras empezarán en junio y, a partir de ahí, 18 meses para terminarlo. Tendrá cubierta, 70.000 espectadores, aparcamiento, un museo interactivo... Y se van a mover 150 millones.
P. El Valencia estuvo entregado al PP, ¿sigue estándolo?
R. El club tiene que respetar a las instituciones, pero a quien tiene que agradar es a sus jefes, los aficionados. Es un club plural.
P. Al aliarse con el Madrid y el Barça en el reparto de los derechos televisivos, ¿ha contribuido al Status Quo?
R. Me gustaría que supieran cuánto cobran el Barça o el Madrid por sus camisetas, ¿por qué? Porque siempre están en los medios.
P. ¿Volverá a competir el Valencia con ellos?
R. Creo que sí, ahora mismo el Madrid y el Barça tienen entrenadores muy fuertes que compiten mucho entre ellos y se olvidan del resto.
P. ¿Cree en la cantera?
R. La cantera persigue un objetivo social además de subir jugadores. Cuando entré se pagaban unos sueldos altísimos [un jugador, Montoro, todavía cobra 500.000] y hemos bajado el presupuesto de ocho millones y pico a seis y medio. Aun así hemos sacado muchos jugadores: Bernat, Isco, Alcácer, Guaita, Jordi Alba...
P. Sus quejas del árbitro el miércoles pasado, en la ida ante el Barça, sonaron a victimismo.
R. No somos víctimas. En el club está prohibido hablar de los árbitros, solo de aquello que podamos mejorar, pero algo tan evidente... [como la mano de Pinto fuera del área].
P. ¿Tiene alguna opción el Valencia ante el Barça?
R. Tenemos un buen equipo y mucha ilusión. Si estás bien económicamente, puedes ser campeón. De lo contrario, es imposible. Hoy hemos cambiado los colchones de los chavales en la residencia, y hace unos meses, a raíz de la lesión de Canales, compramos una máquina por 35.000 euros para correr sin fuerza de gravedad y facilitar la recuperación de las roturas de ligamentos de rodilla. No escatimamos en medios físicos y queremos que todos los trabajadores pongan sus medios mentales.
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