La ambición del Rayo condena al Zaragoza
Los goles de Diego Costa y Michu hunden al equipo de Jiménez
Teniendo en cuenta que la salvación en las últimas temporadas ronda los 45 puntos, y que, pasadas 20 jornadas, en la hucha del Zaragoza apenas había 12, los de Manolo Jiménez afrontaron la cita con la ansiedad de la necesidad perentoria y la acabaron condenados a la penuria. Como quien corre a la desesperada por el andén para intentar coger el último tren, el conjunto maño -obligado a sumar, a ser posible de tres en tres, en casi todos los partidos que restan para que le salgan las cuentas- se lanzó a por el partido con coraje, pero, al final, se estrelló víctima del miedo.
Con mucho ímpetu y pocos argumentos, los locales se aplicaban con intensidad en la presión para recuperar el balón, pero después lo jugaban a trompicones. Tras media hora de zozobra, Apoño iluminó la noche. El centrocampista malagueño encontró la pausa y desenredó la madeja. Del compás de su bota derecha nació un centro milimétrico hacia el punto de penalti. Allí lo recogió Postiga para, en acrobática postura, convertirlo en un latigazo. Nada pudo hacer Joel, que se estrenaba en la portería rayista. Fue un fogonazo.
ZARAGOZA 1 - RAYO VALLECANO 2
Zaragoza: Roberto; Lanzaro, Da Silva, Paredes, Obradovic; Dujmovic (Mateos, m. 62), Apoño, Rubén Micael (Lafita, m. 46), Luís García; Aranda (Juan Carlos, m. 67) y Postiga. No utilizados: Leo Franco; Pintér, Zucullini y Edu Oriol.
Rayo Vallecano: Joel; Tito, Arribas, Pulido, Casado; Javi Fuego, Movilla; Trashorras (Armenteros, m. 27), Michu, Michel (Piti, m. 84); y Rayco (Diego Costa, m. 46). No utilizados: Cobeño; Labaka, Diamanka y Pacheco.
Goles: 1-0. M. 33. Postiga. 1-1. M. 74. Diego Costa. 1-2. M. 80. Michu.
Árbitro: Estrada Fernández. Amonestó a Aranda, Michu, Luis García, Lanzaro, Costa, Paredes, Juan Carlos y Obradovic.
Unos 20.000 espectadores en La Romareda.
Nada había hecho el conjunto de Sandoval para merecer semejante castigo, pero cuando Trashorras enfiló renqueante la enfermería por un pisotón en el tobillo su juego perdió mística y criterio. Sin el gobierno del partido pero con la codicia por bandera, el técnico buscó afinar su apuesta con Armenteros y Diego Costa, dos piezas fichadas en el mercado invernal. La acumulación de delanteros desató al Rayo que comenzó a merodear con peligro el área rival.
Su ambición encontró el premio del empate gracias a un cabezazo del propio Diego Costa a centro de Casado. El cierzo heló La Romareda. El Zaragoza se tambaleó con el golpe y con el viento a favor no frenó el conjunto vallecano. Un arreón de Armenteros lo convirtió Casado en otro regalo, esta vez para Michu, que sentenció el partido y quizá al Zaragoza.
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