Nuevo técnico, mismo Sporting

El primer domingo después de Preciado fue como tantos otros. Un Sporting voluntarioso, pero limitado y atenazado por la responsabilidad, dio otro paso atrás cuando la gente esperaba algún síntoma de cambio con el cambio de inquilino en el banquillo, ocupado ahora por Iñaki Tejada. El equipo gijonés estuvo a punto de conseguir los tres puntos, que no es poco a la vista de la clasificación, pero un cabezazo de Lekic impidió echar mano de esos tópicos que hablan de las bondades del cambio de entrenador.

Sporting, Osasuna, El Molinón, frío y lluvia. Todos los ingredientes para un partido de esos con la etiqueta de norteños, que aseguraban sudor, mucho contacto y alta tensión en las gradas. Pero ahora ni siquiera en el norte abunda el barro, los equipos están trufados de jugadores de todas las latitudes y los horarios televisivos no ayudan a animar el cotarro.

A diferencia de otros relevos en el banquillo, que producen una comunión renovadora entre todos los estamentos de un club, el carisma de Preciado debilitó la respuesta de la gente. Había tantas ganas de arropar a un equipo en apuros como de homenajear al hombre que consiguió revivir al Sporting, como proclamaba una pancarta de la grada juvenil. Como el nuevo técnico tampoco apostó por una ruptura táctica ni de nombres, en el ambiente quedó la sensación de historia ya conocida.

El gol de Carmelo, después de media hora de juego sin sustancia, llegó al estilo del mejor Sporting de los últimos años. Arrancada de Barral rompiendo la organización osasunista, apertura a la izquierda, centro raso de Nacho Cases y remate en el área pequeña de Carmelo. El 1-0 era un tesoro para un equipo necesitado de muchas cosas, pero sobre todo de resultados. Por eso, y por su incapacidad para lanzar un contragolpe decente, el Sporting se arrugó en el segundo tiempo.

Nino, habitual verdugo sportinguista en los últimos años, desmintió su fama al fallar dos claras oportunidades, con el mérito correspondiente de Juan Pablo. Pero el portero ya no pudo hacer nada con un cabezazo picado de Lekic, que se aceleró por la rapidez del césped. A esas alturas ya estaba en el campo Adrián Colunga, el único fichaje del mercado invernal. Se quedó inédito porque sus compañeros le convirtieron en una diana, con balones aéreos, cuando es una flecha.

Sporting 1 - Osasuna 1