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España quiere ser la primera en repetir

La selección de Del Bosque es la favorita para volver a conquistar el título, un doblete inédito en 52 del torneo

Comparada con los dos principales torneos deportivos (los Juegos Olímpicos y los Mundiales), la Eurocopa es una competición relativamente moderna. La primera edición, conquistada por la extinta Unión Soviética en París, se remonta a 1960. Fue el empeño de Henri Delaunay, secretario de la Federación Francesa de Fútbol, fallecido dos años antes de nacer su sueño. Nadie ha conseguido revalidar el título en estas 13 ediciones disputadas cada cuatro años. De ahí el reto de la España de Vicente del Bosque, reina del fútbol desde la anterior Eurocopa, en Austria y Suiza 2008. Aquel combinado, dirigido por Luis Aragonés, selló un estilo tan estético como práctico, expandiéndose al resto del planeta en el Mundial de Sudáfrica 2010. Desde entonces, España ha resbalado en casi todos los amistosos, como si ya solo le gustara competir de verdad: en los partidos oficiales ha seguido con paso firme hacia Polonia y Ucrania 2012, como primera selección en el escalafón de la FIFA.

Es la primera vez que la UEFA se ha atrevido a cruzar la frontera del antiguo telón de acero. Su presidente, Michel Platini, ha disculpado los retrasos en infraestructuras de Ucrania, salvada por la campana. El partido inaugural, entre Polonia y Grecia, se disputará en Varsovia el 8 de junio; y la final, el 1 de julio en el reconstruido estadio olímpico de Kiev. Los premios de la UEFA a los participantes se elevan hasta los 220 millones de euros, 26 para los ganadores. Cada uno de los 16 equipos se asegura un mínimo de 10 millones. Alrededor de 1.400.000 espectadores presenciarán en directo el total de 31 encuentros en ocho estadios: Donetsk, Kiev, Lviv y Kharkiv en Ucrania; Gdansk, Pozman, Varsovia y Wroclaw en Polonia.

Los protagonistas de la anterior Eurocopa, cima de la belleza de España, parecen algunos tan jóvenes (Silva solo tenía 22 años) y otros tan alejados: De la Red nal) y en la delantera de Robbie Keane (53 goles). El viejo Trapp nunca ha perdido contra sus compatriotas italianos: una victoria y dos empates. Sin moverse de Gdansk, España se mide el día 18 a Croacia, tan apasionada como su entrenador, Slaven Bilic, equipo dotado de ese gen competitivo de los trotamundos, algunos de tanto talento como Modric, el mediocentro del Tottenham.

Alemania ha perseguido el modelo de España desde la final de Viena, cuando un elegante Joachim Löw reconoció la supremacía española. Cada día más cerca, la Nationalmannschaft (campeona en 1972, 1980 y 1996) se ha enriquecido de los jóvenes como Götze, Müller, Kroos, Reus y Özil, identificados con el espíritu innovador de su entrenador, además de la madurez del goleador de origen español Mario Gómez. Aunque Löw sabe que deberá emplearse a fondo desde el principio, completado el grupo por otros dos campeones del torneo (Holanda, en 1988) y Dinamarca (1992), además de la imprevisible Portugal de Cristiano Ronaldo.

Holanda es el rival más intimidatorio. Avalada por su caudal goleador de la fase de clasificación (Huntelaar anotó 12 tantos en ocho encuentros), trata ahora de borrar la imagen casi violenta de la final del pasado Mundial, en Johannesburgo ante España, a pesar de que siga dirigida por el mismo seleccionador, Bert van Marwijk. Liderada esta vez por un Van Persie espectacular, algo encallados Robben y Sneijder en el Bayern y el Inter por las lesiones.

Pese a disputar la primera fase en Ucrania, Inglaterra ha decidido instalarse en Krakov, Polonia, porque no se fía de las comunicaciones ucranias. Excluida de la anterior Eurocopa y eliminada muy pronto en Sudáfrica, a su seleccionador, Fabio Capello, ya no se le permite otro ridículo más. Sancionado Wayne Rooney en los dos primeros encuentros, Capello ya no tendrá al menos un incendio en la tuvo que retirarse poco después por una dolencia en el corazón; Senna, masacrado por las molestias musculares, apenas juega; y Capdevila, marginado en el Benfica, está cerca de colgar las botas. Pero, con Xavi al mando, las constantes vitales de La Roja siguen siendo las mismas, por más que se hayan abierto algunos interrogantes. Sobre todo en la delantera. Tras romperse la tibia en diciembre pasado, es improbable que Villa llegue a la cita en perfectas condiciones. Tan difícil de prever como el rendimiento de Torres, héroe de la final de Viena, muy cuestionado tras la cuesta abajo iniciada tras fichar por el Chelsea. Entre medias, irrumpió Soldado y esa tozuda manía de marcar, dispuesta a quebrar las reticencias del seleccionador. Del Bosque, por otro lado, ha barajado la opción de, a la manera del Barça, jugar con un falso delantero centro, cualquiera de los tres medios con llegada: Cesc, Silva y Mata.

Del Bosque cree resuelto el dilema del lateral izquierdo con Jordi Alba, si bien el recital de Sergio Ramos como central en el Madrid le abre el abanico. Puyol puede ocupar cualquiera de los laterales a favor de que Ramos acompañe a Piqué en el centro de la zaga. O tal vez no, tal vez Del Bosque prefiera no romper esa pareja tan sólida, Puyol y Piqué, manteniendo a Ramos de lateral derecho.

A pleno rendimiento, España se siente superior a sus tres rivales de la primera ronda. A pesar de enfrentarse en su primer partido, el 10 de junio en Gdansk, a una Italia rejuvenecida e invicta en la fase de clasificación (solo dos goles encajados), aunque mermada por las presumibles bajas de Cassano (con un problema cardiaco) y de Rossi (se rompió los ligamentos de la rodilla en octubre). A la espera de que el ataque de Balotelli esté a la altura de sus extravagancias. Cuatro días después a España le aguarda una Irlanda vigorizada por el espíritu indomable de Giovanni Trappatoni, sustentado por la tradición en la portería de Given (120 veces internacional) y en la delantera de Robbie Keane (53 goles). El viejo Trapp nunca ha perdido contra sus compatriotas italianos: una victoria y dos empates. Sin moverse de Gdansk, España se mide el día 18 a Croacia, tan apasionada como su entrenador, Slaven Bilic, equipo dotado de ese gen competitivo de los trotamundos, algunos de tanto talento como Modric, el mediocentro del Tottenham. Alemania ha perseguido el modelo de España desde la final de Viena, cuando un elegante Joachim Löw reconoció la supremacía española. Cada día más cerca, la Nationalmannschaft (campeona en 1972, 1980 y 1996) se ha enriquecido de los jóvenes como Götze, Müller, Kroos, Reus y Özil, identificados con el espíritu innovador de su entrenador, además de la madurez del goleador de origen español Mario Gómez. Aunque Löw sabe que deberá emplearse a fondo desde el principio, completado el grupo por otros dos campeones del torneo (Holanda, en 1988) y Dinamarca (1992), además de la imprevisible Portugal de Cristiano Ronaldo. Holanda es el rival más intimidatorio. Avalada por su caudal goleador de la fase de clasificación (Huntelaar anotó 12 tantos en ocho encuentros), trata ahora de borrar la imagen casi violenta de la final del pasado Mundial, en Johannesburgo ante España, a pesar de que siga dirigida por el mismo seleccionador, Bert van Marwijk. Liderada esta vez por un Van Persie espectacular, algo encallados Robben y Sneijder en el Bayern y el Inter por las lesiones. Pese a disputar la primera fase en Ucrania, Inglaterra ha decidido instalarse en Krakov, Polonia, porque no se fía de las comunicaciones ucranias. Excluida de la anterior Eurocopa y eliminada muy pronto en Sudáfrica, a su seleccionador, Fabio Capello, ya no se le permite otro ridículo más. Sancionado Wayne Rooney en los dos primeros encuentros, Capello ya no tendrá al menos un incendio en la portería como sucedió en Sudáfrica: Joe Hart se ha ganado la titularidad bajo los palos. En el grupo de Inglaterra, que nunca ha conquistado el torneo, destaca una Francia mucho más consistente de la mano de hierro de Laurent Blanc, al frente de un Benzema estelar en el Madrid, un eurocopa 11 LOS RETOS DE 2012 Ribèry genial a ratos en el Bayern y un Rami sobrado en el Valencia. Completan el cuadro la Suecia de Ibrahimovic y Ucrania, para cuya primera presencia en una Eurocopa como país independiente ha recurrido en el banquillo a uno de sus mitos, el exdelantero Oleg Blokhin. Será la última gran cita para veteranos como Timoshchuk y Shevchenko, mientras que la otra anfitriona, Polonia, apuesta por la juventud de Szczesny (21 años), Lewandowski (23) y el capitán Blaszczykowski (25). En frente, adversarios tan asequibles como Grecia, Rusia y la República Checa. Será la hora del mejor fútbol.

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