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La Real, de principio a fin

El equipo donostiarra golea a un Sporting amedrentado.- Zurutuza marca dos tantos en dos minutos y luego sufre una fractura del tabique nasal

A la hora de la siesta, los sobresaltos son malos. Se ve que Zurutuza, el 'queso' de la Real (como le apodan por haber nacido en Rochefort, que nada tiene que ver con el queso francés), había dormido perfectamente y el Sporting padecía el 'jet lag' de trasladarse de Gijón a San Sebastián. En ese tránsito, Zurutuza, el del queso que nada tiene que ver con el queso, marcó dos goles en dos minutos, llegando desde atrás, sorprendiendo a los defensas rojiblancos, que rezongaban en el sofá con orejeras. Pim, pam y el Sporting presuntamente k.o., en ese estado catatónico que te dejan dos goles tan inesperados, sin explicación posible, sin saber siquiera qué ha pasado más que constatar que el balón, si saber cómo, ha llegado a la red.

REAL SOCIEDAD, 5 - SPORTING, 1

Real Sociedad: Bravo; Carlos Martínez, Mikel González, Íñigo Martínez, Estrada; Elustondo, Aranburu; Vela (Xabi Prieto, m. 80), Zurutuza (Bergara, m. 7), Griezmann; y Agirretxe (Ifrán, m. 61). No utilizados: Toño; Cadamuro, Ansotegi y Llorente.

Sporting: Juan Pablo; Damián, Gregory (Botia, m. 13), Gálvez, Canella; Rivera, Nacho Cases; De la Cuevas, Carmelo (Sergio, m. 77), Trejo; y Bilic. No utilizados: Dennis; Iván Hernández, André Castro, Muñiz y Nacho Novo.

Goles: 1-0. M. 2. Zurutuza. 2-0. M. 3. Zurutuza. 2-1. M. 46. De las Cuevas. 3-1. M. 75. Elustondo. M. 75. Elustondo. 4-1. M. 91. Aranburu. 5-1. M. 92. Griezmann.

Árbitro: González González. Amonestó a Rivera y Botía.

22.081 espectadores en Anoeta

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Anoeta aún acogía a los rezagados de la tribuna cuando habían sonado dos pepinos sin una gota de sudor. Lo que sonó después fue más preocupante. Gregory miraba al cielo buscando un balón aéreo. Cuando creyó que caía cabeceó con ímpetu para mandarlo al otro lado, pero se encontró la cara de Zurutuza, la cara del héroe, la cara del hombre, hasta entonces, más feliz del mundo. El golpe fue brutal, el chasquido sonó y enmudeció Anoeta, con Zurutuza caído en el suelo, sangrando, quieto con el tabique nasal roto. El héroe se fue en camilla, Gregory al vestuario, a intentar recuperarse, aturdido por su propio golpe involuntario, pero no volvió y dio paso a Botía.

Fueron cinco minutos frenéticos, en el que se daban cita todos los ingredientes, buenos y malos del fútbol: las diagonales de Griezmann, la sutileza de Carlos Vela, el poderío de Zurutuza, el desorden defensivo del Sporting y el enmudecimiento de la sangre en un choque brutal. La vida es eterna en cinco minutos, decía Víctor Jara cuando recordaba a su madre, Amanda.

Parecía que el partido hubiera desfallecido, porque a partir de ahí la Real decidió echar una cabezada, incapaz de gobernar el medio campo y parando el reloj del partido. El Sporting no tiene taxista que le lleve al área, así que iba un poquito a pie y otro rato andando. Para colmo de la Real, el 2-0 le dio tanto reposo que cada cual fue a su bola, especialmente Griezmann, que tiende con facilidad pasmosa al individualismo malgastando el fútbol que lleva dentro.

Pero como andaban quisquillosos ambos equipos, el Sporting decidió privarle de su gol a los retardados del ambigú. Un minuto después del descanso, De las Cuevas aprovechó un pase de Trejo para marcar el gol y apagarle la televisión a la Real cuando dormía plácidamente tras la renta obtenida. Todas las campanas, las que tocaban Bilic y De las Cuevas, incluso Rivera, anunciaban el empate, mientras la Real roncaba. Pero el Sporting había mejorado en muchas cosas menos en la defensa y un córner sin peligro lo remató Elustondo, porque cuatro defensores aceptaron el engaño en el primer palo. Ya no daba para más. Bueno, para un cuarto gol, de Aranburu, que castigaba en exceso a un Sporting asustado, dormido, ausente, inoperante. Hasta Griezmann, el individualista, halló el gol que buscaba en su partido centenario con la Real. Dos goles en tres minutos, al principio, dos goles en dos minutos al final. Lo del medio fue la salsa del sándwich.

Los jugadores de la Real celebran uno de los cinco goles.
Los jugadores de la Real celebran uno de los cinco goles.JUAN HERRERO (EFE)

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