España disputará la semifinal ante Dinamarca
La selección juega su peor partido, pero supera a Eslovenia (35-32) y concluye primero de su grupo antes de luchar por las medallas
Probablemente fue su peor partido del Europeo de Serbia. Sin embargo, la selección española de balonmano superó también a Eslovenia (35-32) y mantiene su imbatibilidad en el campeonato. Junto a Serbia son los dos únicos equipos que no conocen la derrota, pero mientras los anfitriones han empatado dos partidos, España solo ha cedido un punto. Los de Valero Rivera concluyen primeros del Grupo I y se enfrentarán en las semifinales a Dinamarca, que se aseguró la clasificación gracias a la derrota de Alemania ante Polonia (33-32) y a su victoria ante Suecia (31-24). La otra semifinal producirá un choque explosivo: Serbia-Croacia. Y solo el ganador va a los JJOO.
Algunos grandes equipos han quedado excluidos de las medallas. Francia es el mejor ejemplo. El campeón mundial, olímpico y europeo ha mostrado una pobre imagen en Serbia, mostrando que se acerca el final de una gran generación y que la renovación es indispensable. También Alemania acaba fracasando, al igual que Polonia e Islandia, habituales en las rondas finales. España, en cambio, ha sabido rejuvenecer el equipo sin perder calidad, más bien al contrario. La llegada de Rivera como seleccionador ofreció un nuevo aire al ya agotado estilo de juego -excesivamente estudiado por los rivales- de Juan Carlos Pastor. Hacía falta un cambio y Valero lo hizo. Tras los titubeos iniciales, consiguió que el equipo confiara en él. Y ahora, el técnico ha logrado que el equipo confíe en sí mismo.
ESPAÑA, 35 - ESLOVENIA, 32
España: Hombrados (Sierra), Maqueda (2), R. Entrerríos (4), Parrondo (4), Juanín (3), Morros (), Guardiola (3) -siete inicial-. A. Entrerríos, Gurbindo (4), Tomás, Sarmiento (2), Ugalde, Romero (7, 6 de penalti), Cañellas (6) y Aguinagalde.
Eslovenia: Skoff (Prost), Miklavcic (1), Dolenek (2), M. Zvizek (4), L. Zvizek (7), Zorman (1), Gajic (6) -siete inicial-. Dobelsek, Pucelj (3), Brumen, Bezjak (1), Skube (6), Spiler (1), Gaber y Mackovsek.
Marcador cada cinco minutos: 3-3, 4-6, 7-6, 10-10, 12-14, 15-15 (descanso). 16-19, 20-22, 24-24, 27-25, 30-28 y 35-32.
Árbitros: Gepel y Helbig (Alemania).
Unos 3.000 espectadores en el Spens Hall de Novi Sad. Último partido de España de la segunda fase.
Hay una unión en el vestuario que lo convierte en una piña, en la que todo el mundo vive para el compañero y acepta las decisiones del seleccionador como las más adecuadas para lograr el objetivo final. Frente a Eslovenia, las semifinales estaban ya aseguradas y Rivera concedió descanso a tres hombres claves: Alberto Entrerríos, Julen Aguinagalde y Víctor Tomás. Aquello permitió dar minutos a jugadores menos utilizados hasta ahora como Iker Romero -metió seis de seis penalties- y Gedeón Guardiola como pivote atacante.
El equipo se resintió, eso fue evidente. Perdió algo de efectividad defensiva y encontró más dificultades para resolver en el ataque. Sin embargo, su pundonor acabó por concederles el premio de la victoria. En gran parte porque Valero nunca renunció a uno de sus argumentos fundamentales: repartir mucho los descansos. El equipo llegó a la parte final mucho más entero que su rival. Y eso le permitió marcharse en el marcador en el último cuarto de hora, destrozando a un rival que le estaba dominando por dos goles, y endosándole una derrota por tres.
El equipo tiene confianza. Pero en las semifinales (viernes, probablemente a las 17.45 en Belgrado) se encontrará a un rival de peso como Dinamarca, que ha remontado un pésimo inicio y que cada día se muestra menos vulnerable. Será duro, pero hoy por hoy no han ningún equipo que juegue al mismo nivel que España.
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