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Tablas en la oscuridad

Una falta de Albelda, expulsado tras una dura entrada, propicia el empate de Osasuna ante el Valencia (1-1) en el tiempo añadido tras un partido bronco y sin ritmo

Los partidos broncos se deciden por jugadas tan puntuales que se pierden en medio de la batalla. En ocasiones para desnivelar contiendas igualadas y en otras para restablecer el orden coral. Osasuna y Valencia se lanzaron a conquistar un territorio minado que se tuvieron que repartir en un final descontrolado, caótico, en el que una durísima entrada de Albelda dejó en inferioridad a los visitantes y propició el empate de los navarros.

Más preocupados por pararse unos a otros, no de la manera más delicada posible, el partido se disputaba en un territorio nada lírico, sin un resquicio de aire en medio de la polución. Una batalla de igual a igual en la que nadie quería arrugarse. Con los ánimos alterados el juego carecía de solidez, a la par que la falta de ideas se hacía cada vez más palpable. Raúl García, líder del primer bando, se las tenía tiesas con Albelda, a la vez que Cejudo se enfrentaba a Jordi Alba y Puñal con Banega, lejos de cohesionar la estrategia de cada bando.

OSASUNA, 1 - VALENCIA, 1

Osasuna: Andrés; Marc Bertrán, Flaño, Sergio, Satrustegui (Timor, m. 86); Cejudo, Nekounam (Lolo, m, 69), Puñal, Lamah (Nino, m. 67), Raúl García; Lekic. No utilizados: Riesgo, Anunciatta, Calleja y Damiá.

Valencia: Diego Alves; Barragán, Rami, Dealbert, Jordi Alba; Feghouli (Bruno, m. 88), Albelda, Tino Costa, Jonas (Bernat, m. 56), Banega (Aduriz, m. 56); Soldado. No utilizados: Guaita, Parejo, Topal y Portu.

Goles: 0-1. M. 85. Soldado. 1-1. M. 90. Lolo.

Árbitro: Teixeira Vitienes amonestó a Marc Bertrán, Cejudo, Nekounam, Jordi Alba, Feghouli, Barragán y expulsó con cartulina roja directa a Albelda.

Estadio: Reyno de Navarra, unos 19.000 espectadores.

En algún suspiro aislado se intuía que Osasuna pretendía abordar el partido a base de dar velocidad a sus bandas, en busca casi siempre de la cabeza de Lekic. Mientras, el Valencia trataba de partir por medio de Banega, que nunca se conectó a un partido sin ritmo, y en el que apenas pudo a enlazar con Soldado. El delantero contemplaba la afrenta exiliado en una balsa perdida en el océano, mientras en la orilla se disputaba una lucha territorial, de las que se ganan a pulgadas, a sorbitos pequeños.

Con las pulsaciones algo más calmadas a consecuencia del cansancio, en la segunda parte Osasuna empezó a acercarse con peligro. En un saque de esquina pudo adelantarse tras un buen remate de Lekic, pero encontró la respuesta de Alves. El portero brasileño lo pasó peor con los pies, una de las situaciones que más cortocircuitos suele provocar. Sin embargo, tosco con las notas pero delicado con las manos, se redimiría en un lanzamiento de falta de Nekounam al sacar un balón tocado que se perdía en el fondo de la red.

Trató de cambiar la tendencia Emery dando entrada a Aduriz y a Bernat por Banega y Jonas. Con el delantero guipuzcoano como andamio entre los centrales rojillos, Soldado quedaba liberado a la espera de encontrar un pase al que acariciar. Osasuna, por el contrario, mantenía el cuerpo por medio de un fútbol más directo y seguro a primera vista, pero que no terminaba de darle resultado. Desfondado Lekic, Nino ejercía de alborotador entre en la defensa valenciana.

Alterado por fin el ritmo mortecino de la primera mitad, el Valencia encontró petróleo cuando un mal remate de Tino Costa, lo transformaba Soldado en un remate preciso de cabeza que descabellaba a Osasuna a falta de cinco minutos para el final. Fue uno de esos golpes que de tejan sin aire. Pero cuando más a su favor lo tuvo el Valencia, Albelda se pasó de revoluciones en una entrada sobre el canterano Timor y Teixeira lo mandó a la caseta a falta de solo dos minutos para terminar el final. Una falta con pecado doble, ya que su lanzamiento lo peinaría Lekic para que Lolo, a un palmo de la línea de gol, lo remachase a la red. Todo terminó en cinco minutos en los que Soldado encendió la luz para que Lolo la volviera a apagar y el partido terminase a oscuras.

Lekic y Albelda pugnan por un balón aéreo.
Lekic y Albelda pugnan por un balón aéreo.ANDER GILLENEA (AFP)

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