Nada puede con Clijsters
La campeona supera una lesión y cuatro puntos de partido ante Li en la reedición de la final de 2011
La china Li se lleva un dedo a los labios. Pide silencio. Pide calma al público. Pide una última oportunidad para clasificarse para cuartos. Se juega el tie-break del segundo set del partido de octavos que le enfrenta a la belga Kim Clijsters, la campeona vigente y su verdugo en la final de 2011. Li ha ganado el primer parcial. Ha tenido ya tres puntos de partido seguidos en el segundo (6-4, 7-6 y 6-2 en el desempate). Disfruta del cuarto (6-4, 7-6 y 6-5)... y tiembla. Tiembla pensando en esa rival que ha hecho de la ferocidad su sello. Tiembla viendo a esa contraria lesionada en el tobillo que levanta una a una las bolas que la condenan. Tiembla cuando Clijsters, agobiada, le tira una dejada que podría ser la peor de la historia. Es la cuarta bola de partido de la china. Li la devuelve con la peor contradejada que se recuerda. La belga supera ese punto decisivo, gana el tie-break y se lleva el partido: 4-6, 7-6 y 6-4. Tremendo.
"Ni sé en qué pensaba cuando hice esa dejada...", se rió la campeona aún sobre la pista, roja como un tomate tras un día de calor extremo. "Tiene que ser una de las mejores remontadas de mi carrera. No me puedo creer que haya ganado. Sabía que sería un partido durísimo en lo mental y lo físico, pero no esperaba esto. Increíble clasificarme, luchar, pasar sin mi mejor tenis. Se ha demostrado: si luchas, si no te rindes, puedes ganar", siguió. "Nunca sabes lo que está pasando al otro lado de la pista".
Clijsters está muy cerca de volver a retirarse. Eso jugó un papel fundamental en su remontada. Consciente de que probablemente nunca vuelva a jugar en la Rod Laver, la exnúmero uno mundial desechó la idea de la retirada cuando el fisioterapeuta debió tratarle un tobillo. Luego, llegaron los cuatro puntos de partido de Li. La lucha a brazo partido... y su remontada.
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