El Betis y el Sevilla no se hacen sangre

Como resultado de un derbi trepidante, en especial en la primera mitad, el Betis y el Sevilla decidieron no hacerse daño para acabar firmando un empate balsámico, bueno para los de Mel, superados en el primer tiempo, y también positivo para los de Marcelino, que llegaron al tramo final en inferioridad por la expulsión más que rigurosa de Fazio. El Sevilla fue mejor en la primera mitad y acabó asfixiado, lo que no aprovechó el Betis, muy mal en la defensa.

Tuvieron que pasar 1.081 días para que el Betis y el Sevilla se volvieran a ver las caras en un derbi que mostró las mismas señas de identidad de siempre. Pasión, ambiente desbocado y un equipo, el Sevilla, que, agobiado por los últimos resultados en contra, saltó al campo con la clara intención de mostrar la jerarquía que se le presupone ante un Betis recién ascendido. Eléctrico y fuerte, el Sevilla le quitó el balón, fuente de inspiración bética, y se soltó para dominar de forma absoluta. Negredo, en dos ocasiones, y Navas estuvieron cerca del gol ante la defensa del Betis, debilitada por las ausencias de Mario y Amaya y hecha un auténtico flan. Entre la valentía del Betis y el buen juego del Sevilla, el choque fue de ida y vuelta, sin interrupciones, limpio y divertido.

Harto de contemplar cómo el Sevilla fallaba ocasiones, el Villamarín explotó después de que una ingenua falta de Fazio sobre Rubén fuera transformada en gol por Beñat. Fue un espejismo. El Sevilla llegaba una y otra vez al área del Betis y solo la espléndida actuación de Casto evitaba el empate. Los de Marcelino, de la mano de Reyes y Navas, sensacionales, acabaron por acogotar al Betis. La enésima carrera de Navas encontró la cabeza de Negredo. Los de Mel, superados, parecían rendidos.

El partido tuvo menos ritmo en la segunda mitad. El Sevilla dominaba con menos peligro y el Betis lo intentaba a la contra. La expulsión de Fazio allanó el camino a los de Mel, con Reyes asfixiado y arrastrando a su equipo a una situación de inferioridad.