Una goleada en medio del desierto
El Espanyol, mermado y sin ideas, castiga a un Granada (3-0) ordenado pero sin pegada
Son situaciones insospechadas en contextos inapropiados. Sucesos esporádicos que rompen las previsiones y dan vuelta a las estadísticas. Con la delantera, ayer ausente por lesión, el Espanyol consiguió la mayor goleada de la primera vuelta ante un Granada ordenado, pero sin pegada, que no supo reconducir la situación a pesar de las bajas del conjunto que dirige Mauricio Pochettino.
Con la delantera vestida de bata, el técnico argentino planteó una red en el centro del campo. Junto a la pareja de medios Forlín-Romaric, Pochettino alineó a Baena por delante, creando un triangulo que debía mezclar con el combinado formado por Verdú, Weiss y Thievy. El remiendo, sin embargo, terminó por marear a más de uno, creando una aglomeración en la que no resultaba difícil perderse. El problema se encuadraba en la idea de que tres jugadores cortados por el mismo patrón no pueden escaparse del dibujo. Por lo que si el balón se desplaza hacia un lado del campo demasiado personal alrededor termina por emborronar la salida. Una situación que al principio contagió al Granada, desubicado entre el ir y venir de jugadores del Espanyol.
ESPANYOL, 3 - GRANADA, 0
Espanyol: Casilla; Galán, Raúl Rodríguez, Moreno, Dídac; Weiss (Christian, m. 88), Forlín, Baena, Romaric; Verdú (Cristian Gómez, m. 78) y Thievy (Rui Fonte, m. 65). No utilizados: Edgar, Amat, Albín y Bacari.
Granada: Julio César; Nyom (Ighalo, m.77), Mainz, Gómez, Siqueira; Uche (Franco Jara, m. 77), Fran Rico, Mikel Rico, Benítez; Abel (Jaime, m. 54) y Geijo. No utilizados: Hugo, Pamarot, David Cortés y Moisés.
Goles: 1-0. M. 26. Baena. 2-0. M. 45. Verdú. 3-0. M. 80. Rui Fonte.
Árbitro: Del Cerro Grande amonestó a Nyom, Franco Jara, Jaime y a Baena.
Cornellà-El Prat, 26.023 espectadores.
Al nudo del centro del campo se le sumaba la dificultad de encajar con la delantera. Sin los habituales desmarques de Álvaro o las apariciones de Sergio García, ambos lesionados, todo pasaba por localizar a Weiss, un jugador imprescindible a día de hoy para el equipo. La voracidad del eslovaco sobresale en situaciones como las de ayer. En medio de una cadena de pases cortos, Weiss suele acelerar su desenlace. Superados los problemas de adaptación que le alejaron de las primeras alineaciones de la temporada, su habilidad para regatear le ha llevado a ser un fijo en los planes de Pochettino.
Algo diferente a lo que le sucede a Thievy. El delantero francés parece no haber comprendido aún que la única manera de recibir pases es darlos primero. En una de las pocas jugadas de ataque grupal del Espanyol, el joven delantero decidió de nuevo rematar antes que delegar. Su disparo, desviado a córner por la defensa andaluza, sin embargo se transformaría en la antesala del primer gol. El lanzamiento de esquina lo peinó hacia atrás Romaric para que Baena, libre de marca, lo empujase a la red. El gol fue un oasis en medio de un desierto superpoblado.
El Granada hasta el momento trataba de contrarrestar la superioridad numérica en el centro del campo anclando a Dani Benítez a la banda izquierda. El interior zurdo fue un engorro permanente para Galán, titular ayer tras la baja de Javi López. En una galopada suya pudo llegar el gol del empate para el cuadro andaluz, sino fuera porque Casilla le detuvo con los pies un mano a mano. Fue la ocasión más clara para un Granada que empezaba a hilar por fin algún contragolpe. Aun así, de nuevo en una jugada fuera del renglón, Weiss era derribado por Nyom dentro del área y Verdú de penalti engañaba a Julio César.
Con el segundo gol del Espanyol el partido cayó en coma, con algún que otro sobresalto por parte del Granada y Pochettino decidió dar descanso a jugadores como Verdú y Thievy de cara al próximo partido de Copa frente al Mirandés. Uno de los recambios, Rui Fonte, cerraría la goleada remachando a la red un lanzamiento de falta de Romaric que había rebotado en el larguero. Fue una goleada inesperada, como un pozo en medio de toneladas de arena, refrescante aunque difícil de repetir. En un día especial para el Espanyol, en el que inauguraba una estatua en homenaje al añorado Dani Jarque, su equipo culmina una primera vuelta que podría contemplar hoy desde los puestos europeos.
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