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Palop, sobrio en su vuelta a Mestalla

Tras sentirse menospreciado por el Sevilla, el meta, de 38 años, vuelve a jugar y a rendir en la meta sevillista

Andrés Palop (L'Alcúdia, Valencia, 1973) abandonó Mestalla agarrado a su viejo amigo Albelda, después de haber vivido tantas batallas juntos, orgullosos de la capitanía con la que representaban a sus respectivos equipos. Satisfechos de su rendimiento, aunque con sensaciones bien distintas. Albelda sabe que, a los 34 años, seguirá en el Valencia una temporada más si así lo desea; Palop, a los 38, entiende que el Sevilla le abrirá la puerta a final de curso. Pero al menos, el entrenador, Marcelino García Toral, le dará la oportunidad de despedirse en la Copa del Rey, un trofeo especialmente querido por él: lo ha conquistado dos veces con el cuadro sevillista. Y lo defendió precisamente en Mestalla, tantos años su casa, con el oficio y la decencia de siempre. Y la chispa para salvar desde la misma raya de gol un cabezazo picado y a bocajarro de Jordi Alba. Fue la parada de la noche, necesaria para que el Sevilla dispute con opciones la vuelta, el miércoles que viene en el Sánchez Pizjuán.

Aunque hubo quien lo viera como el elefante herido regresando a casa para morir, Palop siempre tuvo un espíritu indómito y resistente a lo que parecía depararle el destino. Un día, en verano de 2005, se marchó del Valencia cansado de ser el suplente de Cañizares, con quien tuvo una relación muy tensa; hoy, siete años después de éxitos acumulados en Nervión, se resiste a que estas sean sus últimas bocanadas. Dolido con el trato recibido en el club que se lo dio todo, ahora que Javi Varas se ha consolidado como titular indiscutible, Palop declaró esta semana en el diario Abc que el Sevilla le había faltado al respeto. A pesar de sentirse pletórico, con un régimen alimentario tan estricto que adelgazaba un kilo por temporada, perdió la titularidad en la pasada campaña, y ya no volvió a recuperarla. Una mezcla de lesiones y actuaciones poco afortunadas le relegaron a revivir el amargo sabor del banquillo. El fútbol no tiene memoria. Tampoco para quien coleccionó 12 títulos, cinco con el Valencia, seis con el Sevilla, y la Eurocopa de Austria y Suiza 2008 con la selección española. En aquella España de Luis Aragonés se sintió uno más en ese grupo formidable, pero se quedó con la tristeza de no haber podido debutar con la roja. Ni un solo minuto. Tampoco debería quejarse alguien tan afortunado como él. Y que, después de algunos meses sin jugar, demostró en Mestalla que no está dispuesto a rendirse.

Palop, ayer en Mestalla.
Palop, ayer en Mestalla.TANIA CASTRO

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