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ANÁLISIS: DESDE EL VIVAC

Los peligros del Dakar

Venimos en busca de nuevas aventuras, pero nunca hay que olvidar el riesgo de la prueba

Me dieron la noticia cuando llegué al vivac. Desde que salí de la especial marché solo con mi compañero de equipo y no nos habíamos enterado. Lo que le ha ocurrido en esta primera etapa a Jorge Martínez Boero es una auténtica fatalidad. Vayan por adelantado mis condolencias a la familia y amigos, lo siento mucho. La gente viene aquí en busca de nuevas aventuras, pero nunca debes olvidar el grado de peligrosidad de la prueba. Y si quieres correr, tienes que asumir ese riesgo. Todos los que estamos aquí, en este campamento en medio de la nada, cerca de Santa Rosa de la Pampa, somos conscientes de esos peligros, aunque, evidentemente, no estás pensando en ello todo el día. Al final, hay casi las mismas o más posibilidades de tener un accidente en el Dakar que con el coche en tu ciudad. Y aquí estamos haciendo algo que nos gusta.

Sin embargo, sucesos como este nos recuerdan que el rally es la disciplina más peligrosa del motor, y más en el caso de las motos, ahí arriba los pilotos somos mucho más vulnerables. Y muchas veces no nos damos cuenta ni nosotros mismos, ni los que llegan nuevos al Dakar. Siempre tratan de explicártelo cuando te inicias en este mundo, te advierten de que hay muchas trampas, que en los caminos hay polvo o piedras, y que hay que ir con mucho cuidado y no precipitarse. Aun así, todos, hasta los más experimentados, cometemos errores. Recuerdo cómo me previnieron en mi primer Dakar. Nos pusieron el ejemplo de dos pilotos muy experimentados que habían muerto en los últimos dos años, Fabrizio Meoni y Richard Sainct. A pesar de todo eso no te das cuenta hasta que no lo vives en primera persona.

En aquel primer Dakar que yo corrí murió un compañero nuestro, Andy Caldecott. Cuando la desgracia te toca bien cerca es cuando realmente lo entiendes. Tengo la sensación de que cada vez tenemos más asumido que en este deporte suceden accidentes mortales, que te juegas la vida en cada prueba. Cuando yo empecé se celebraba un día de duelo; ahora, ni eso.

La última vez que se rindió homenaje a un piloto fallecido en la competición fue en 2006, cuando murió Caldecott: se neutralizó la etapa. Al año siguiente, en 2007, murió otro piloto: y nada. Lo vamos asumiendo como algo natural. Y si además se trata de alguien al que no conoces no te afecta tanto. Aún así, te quedas parado y piensas "¿cómo puede ser?", "si era una etapa corta". Al día siguiente, como ocurrirá en esta segunda etapa, la carrera continúa y hay que hacer un esfuerzo. Cuando le ocurrió a Andy no tuvimos suficiente ni con aquel día de luto. Pero, se quiera o no, hay que hacer un reset, como toca hacerlo cuando te tropiezas con un accidentado, le auxilias, das la señal de alarma, esperas a que se lo lleven y le atiendan, pero te quedan decenas de kilómetros de enlace.

Jorge Martínez Boero, en la presentación del Dakar.
Jorge Martínez Boero, en la presentación del Dakar.JUAN MABROMATA (AFP)

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