El Madrid mejora en el jaleo
El equipo de Laso, muy blando al principio en defensa, reacciona ante el Efes (66-75) espoleado por la descalificación de Vujacic
El Madrid necesitó un aguijonazo, una razón, para tomarse el partido en serio y vencer al Anadolu Efes. El conjunto madrileño llegó a Turquía casi sin alicientes, con la primera plaza de su grupo firmada hace días, lo que le invitó a sumirse en el sueño hasta que un encontronazo entre Reyes, Vujacic y Llull despertó al gigante dormido -los de Laso ya habían ganado en Madrid por un contundente 104-84- y lo que podía ser una cómoda victoria turca transmutó en un nuevo triunfo blanco (66-75), que cierra la fase con ocho victorias y dos derrotas.
El partido se presentaba como una buena ocasión para las probaturas, más aun en la línea exterior, con Pocius todavía en la enfermería. Laso comenzó con dos aleros altos como Singler y Suárez, lo que en principio le daba superioridad de centímetros, pero su equipo nunca pareció tener intención de jugar con ellos cerca del aro. Especialmente al norteamericano, que sí buscó en un par de ocasiones ganar la posición en el poste, sin fortuna. El Efes, que también tenía sellado el pase al Top 16, no renunció a sacar fruto del emparejamiento, y el ex jugador del Lucentum sufrió persiguiendo a Guler más allá de la línea de tres.
ANADOLU EFES, 66; REAL MADRID, 75
Anadolu Efes: Tunceri (6), Guler (13), Vujacic (10), Savanovic (15), Barac (11) -quintento inicial- Balbay (-), Batista (3), Ilievski (-), Akyol (8).
Real Madrid: Llull (12), Suárez (2), Singler (12), Mirotic (16), Tomic (6) -quinteto inicial- Sergio Rodríguez (7), Begic (-), Carroll (12), Reyes (4), Velickovic (4).
Parciales: 21-15, 22-21, 13-23, 10-18.
Árbitros:Sreten Radovic (CRO), Paolo Taurino (ITA) y Milija Vojinovic (SER). Vujacic, descalificado.
7.200 espectadores en el Sinan Erdem Arena.
El acierto exterior lanzó a los turcos (15-5 de salida), se sumaba a la falta de tacto en el tiro de Tomic para facilitar la fuga. El Madrid, además, le prestaba poca intensidad al encuentro, facilitando que el Efes encontrara constantemente posiciones cómodas desde la que levantarse, turnándose en ello Savanovic, Vujacic y Guler. La apatía defensiva desesperó a Laso, que explotó con el 32-20. "Es un partido de Euroliga, hay televisión, lo de enfrente es el Efes y si alguno no quiere jugar que lo diga", les espetó a los suyos durante en el tiempo muerto.
El encargado de cambiar de marcha fue Sergio Llull, pese a recrearse en exceso en algún contraataque, comenzando a reducir la desventaja con sus entradas a canasta. En la subida de revoluciones se las vio con Vujacic, que le agarró del cuello -antes había soltado un codazo en la espalda a Felipe Reyes, que le había empujado contra un compañero tras una canasta- lo que originó una discusión que tuvo detenido el encuentro un par de minutos y que terminó con la descalificación del jugador del Efes y una antideportiva para el pívot del Madrid. El jaleo metió en el partido al público y a los blancos, que para el descanso habían reducido a siete puntos una ventaja que había llegado a ser de 17.
La segunda parte mostró la mejor versión del Madrid, esa en la que asfixia al rival -que perdió 18 balones- a carreras y en la que suma puntos con facilidad, provocando continuas situaciones de superioridad en transición; todo ello con un Mirotic inspirado. Solo el desacierto en el tiro de Tomic y Felipe retrasó que el Madrid -que terminó el tercer periodo un punto arriba- tomara la iniciativa en el marcador por primera vez en el partido.
El Madrid no cambió el guion en el último acto y siguió interpretando su baloncesto dinámico, mientras que al Efes parecía haberle desaparecido la canasta rival (anotó 23 puntos en el segundo periodo, ante los 43 de la primera mitad). Los triples turcos encontraban cada vez más el hierro y menos la red, lo que facilitaba los sprints blancos. Ahí disfrutó Singler, excelente a cancha abierta, con más dificultades a media pista, para distanciar definitivamente al Madrid, que se enfundó la victoria ante un anárquico Efes que terminó frustrado consigo mismo. Y, seguramente, con Vujacic.
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