Cuidar el balón, la obsesión de España
La selección de balonmano femenina se exige, en la semifinal del Mundial ante Noruega (23.00. Teledeporte), no perder la pelota en el pase
No perder balones. Esa es la obsesión de las jugadoras españolas de la selección de balonmano que el viernes se enfrenta a Noruega (23.00. Teledeporte) en las semifinales del Mundial. Después de derrotar a las anfitrionas, las brasileñas, por un gol (26-27), el equipo de Jorge Dueñas busca por primera vez en la historia una final mundialista. "Sueño con colgarme una medalla", cuenta la veterana jugadora canaria Mara Mangué desde la habitación del hotel de São Paulo. Está dolorida, la hinchazón en una rodilla no le deja descansar mucho y también le roba el sueño la cantidad de balones que ha perdido España desde el inicio del campeonato. Cerca de 20 por partido.
"Si mañana perdemos pelotas tontas no podremos hacer nada contra Noruega. Ellas son muy buenas al contragolpe y estaremos perdidas", cuenta Mangué, de 28 años, que debutó con la selección en el Mundial de Italia en 2001 y que señala que la diferencia entre este y los anteriores campeonatos es que la selección comenzó con un juego torpe, pero que se ha corregido a tiempo. La clave, sin embargo, insiste Mangué, es que no deben regalar más balones: "Dueñas lo recuerda siempre al comienzo de los encuentros, aunque de momento no hemos sabido solucionarlo. Pero cada jugadora está muy concienciada". El seleccionador, del mismo modo, explica que no hay que hacer pases precipitados, pero acepta una realidad. "Jugamos muy, muy rápido, y es complicado. Es la única forma que tenemos para superar a las rivales que son más fuertes físicamente. Es nuestra identidad y es un riesgo que asumimos, aunque es verdad que si mañana perdemos muchos balones frente a las noruegas, que juegan al contragolpe, vamos mal", concede.
Dueñas, consciente de que España nunca había luchado por las medallas en un Mundial, quiere que sus jugadoras controlen la ansiedad. Algo que hicieron muy bien ante 11.000 espectadores y frente a la dureza de las brasileñas. "Estamos molidas, a mí me duele todo y tengo bocados por todos los lados. He estado todo el día con hielo en la rodilla...", confiesa alegre Carmen Martín, máxima anotadora (ocho goles) en los cuartos de final. La andaluza, de 23 años, lleva jugando desde los seis y explica que las jugadoras repetirán su ritual antes del encuentro ante Noruega: "Brazos arriba al grito de ¡ganadoras, ganadoras!". Un grito que nació tras una noche de marcha.
La selección llegará al pabellón brasileño gracias a la escolta que acompañará al autobús y que evitará que se queden atrapadas en el infernal tráfico de São Paulo. Un trayecto sin sobresaltos y veloz, igual de rápido quiere que sea mañana el partido de España. "No podemos fallar ni una pase", se repiten las jugadoras. Noruega penaliza.
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