El Sporting baila en Vallecas

El Rayo volvió a griparse en Vallecas, donde no parece sentirse en casa, y acumuló su cuarta derrota consecutiva frente a un Sporting que, superviviente como es, no dejó pasar la ocasión. Los regalos de Navidad le llegaron con antelación al cuadro de Manolo Preciado, que explotó sin compasión las turbulencias del conjunto de José Ramón Sandoval, al que se le acumulan los problemas. Las bajas de Jordi en el eje de la defensa y de Javi Fuego como escudero de Movilla fueron un mazazo para el plantel franjirrojo, que pagó la novatada del central, suplente habitual, y la ausencia del centrocampista asturiano, uno de los especialistas de la Liga que más veces roba el balón. Sin la chispa de Lass por la banda -el guineano lleva días en Guinea Conakry arreglando unos trámites burocráticos- y con los nubarrones cerniéndose sobre la plantilla local, que no acudirá a la tradicional cena de Navidad por sus diferencias con la directiva, entre Barral y Nacho Novo se sobraron para hacerle un roto al Rayo.

Acostumbrados a vivir al límite, Preciado y sus muchachos se lo pasaron pipa en el encuentro más sencillo del curso. La última línea del Sporting tuvo una mañana distendida, con Tamudo fuera de foco -Sandoval le suele sacar mediados los segundos tiempos como refresco- y Michu más pendiente del pasado que del presente. Al principal goleador del Rayo (afrontaba su derbi personal con cinco dianas) le cegó el morbo que le daba al partido: en enero de 2010, cuando militaba en el Celta, rechazó una oferta del Sporting por su oviedismo. Cortocircuitado el ataque del equipo madrileño, con Botía agradecido de tener delante a Casado en vez de a Lass, Rivera se apoderó de la pelota y no la soltó hasta que el Rayo saltó hecho trizas. No tuvo que esperar mucho. A los nueve minutos un balón en largo a Barral provocó un desaguisado tremendo entre Labaka y Cobeño. El defensa y el portero corrieron como posesos a por el cuero, en los límites del área, y se molestaron entre ellos en su afán de interceptar la pelota. Barral, un tanto incrédulo por la jugada pese a seguirla de cerca con la caña puesta, abrió la cuenta marcando a placer. Nacho Novo le emuló pasada la media hora. De las Cuevas, un puñal por su carril, filtró un pase de rechupete a Nacho Novo, que definió ante Cobeño con una dosis de suerte, ya que su remate cruzado golpeó en Arribas.

De esa guisa el Sporting llegó al descanso con dos goles de ventaja que bien pudieron ser un par más de no ser por los reflejos de Cobeño. Los cambios del Rayo en la segunda parte demostraron que Sandoval veía imposible la remontada. El técnico puso a Rayco en lugar de Movilla como reactivo, y poco después mudó a Rafa García, un desastre en la medular, por Delibasic. El equipo parecía que estaba más sereno, y hasta achuchaba con más sentido que en el primer tiempo, hasta que Nacho Novo se encumbró tras otra pifia. Arribas se alborotó él solo intentando despejar el balón y el ex rangers recordó al emigrante gallego que se hizo un nombre en su aventura escocesa, por su pegada y sus movimientos entre líneas. El gol de Michu en el descuento hizo tronar aún más, con guasa, a la Mareona en Vallecas.

Rayo 1 - Sporting 3