Navarro es otra historia

Como siempre, como si nada, como si estuviera haciendo lo más fácil del mundo, Juan Carlos Navarro se permitió el lujo de escoger cuándo, cómo y dónde iba a superar un récord de los que marcan época. Anotó su punto número 14 mediado el tercer cuarto, tras recibir una asistencia de Eidson, que no había encestado aún, pero que no dudó ni un segundo en entregarle el balón a la Bomba para que éste culminara el contraataque con una fácil bandeja. Era su punto número 2.716 en la Euroliga, la competición en la que ha pasado a ser el máximo anotador superando la anterior plusmarca de Marcus Brown, el alero estadounidense, de Arkansas, un trotamundos que vivió sus mejores años con el CSKA de Moscú y que se retiró hace un par de temporadas en el Zalgiris Kaunas.

Navarro, que el martes renovó su contrato al menos hasta 2.015 y que el miércoles celebró el 14º aniversario desde que debutó en el primer equipo del Barcelona, no para de enlazar títulos y honores, como la medalla de oro en el Campeonato de Europa con la selección española el pasado mes de septiembre en un torneo en el que además fue elegido el mejor (MVP).

El partido, en el Palau Blaugrana, siguió la pauta del guion que suele imponer esta temporada el Barcelona Regal. Abrió una brecha muy pronto y puso las cosas claras desde el minuto uno, con un disuasorio 11-0. El Olimpia Liubliana se las vio y se las deseó para conseguir su primera canasta. La anotó Green cuando habían transcurrido casi cuatro minutos. En ese breve periodo, con mucho tiempo por delante todavía, los jugadores del equipo esloveno ya tenían motivos sobrados para ser presa de un complejo de inferioridad. Green fue su único punto de referencia atacante. El resto del equipo esloveno, inferior en el uno contra uno y también en lo colectivo, sufrió muchísimo para estar a la altura de las exigencias de un Barça arrollador por momentos, aunque acabó contagiado por la flojera de su rival en un último cuarto con un parcial de 9-14, que, huelga decirlo, sobró. El plato principal ya se había servido: el récord de Navarro y una nueva victoria del Barça, la sexta en otros tantos partidos en la Euroliga.