Ocho maestros en ocho frases
Ya se han clasificado todos los tenistas que van a disputar la Copa de Maestros en Londres, desde el 20 de noviembre
Novak Djokovic. "Imposible de repetir". No hay un tenista más cualificado que Rafael Nadal, su víctima preferida de 2011, para definir la impresionante temporada del serbio. "Novak, felicidades. Lo que has hecho es imposible de repetir", le dijo el mallorquín al número uno mundial tras perder la final del Abierto de Estados Unidos. Es el último título hasta la fecha de Nole, que este curso ha vencido tres grandes y ha pasado del número tres al uno. Con la friolera de 10 títulos en la mochila y solo cuatro derrotas, el serbio jugará en Londres dolorido en un hombro y pensando en 2012, cuando defenderá una cantidad terrible de puntos: en la Copa de Maestros, donde perdió en semifinales de 2010, puede empezar a sumar.
Rafael Nadal. "Tengo un objetivo fácil de identificar". El año del español, con tres títulos conquistados y siete partidos decisivos perdidos, solo se entiende en paralelo al de Djokovic. Clasificado para tres finales grandes, todo un éxito, perdió en dos ante el serbio y ganó Roland Garros sin tenerle enfrente (Roger Federer). Nadal, además, cedió los seis enfrentamientos que le midieron al mejor del momento y, en consecuencia, perdió el número uno mundial. Londres, donde alcanzó la final en 2010, será para el número dos mundial una peligrosa estación de paso: competitivo como es, luchará al máximo contra los mejores en su peor superficie (cemento bajo techo) y con la vista siempre puesta en la final de la Copa Davis, que enfrentará a España con Argentina solo cuatro días después de que el maestro sea coronado. Como dijo él mismo sobre 2011 y 2012: "Tengo una meta, un objetivo, que es fácil de identificar y difícil de lograr. Cambiar la situación con respecto a Djokovic. Eso me permite saber en qué hay que trabajar".
Andy Murray. "Un año duro". Por primera vez en su carrera, el británico desplazó al suizo Roger Federer y se aupó hasta el número tres. Sus éxitos, como sus victorias sobre Nadal, que encajó un 8-0 en Japón, o Djokovic, retirado en Cincinnati, han quedado emborronados por su rendimiento en los grandes: capaz de llegar, como mínimo, a la penúltima ronda de todos los disputados en 2011, sigue sin conquistar un torneo del Grand Slam. Murray dominó la gira asiática con un estupendo nivel de juego y conquistó tres torneos. Está invicto desde el Abierto de EEUU. Es de los tenistas que más se juega en Londres: está en casa y necesita ya un triunfo a la altura de su gran talento. ¿Y su papel en los grandes? "En tres de los cuatro he perdido contra el número uno o el dos (siempre Nadal, en Roland Garros, Wimbledon y el Abierto de EE UU). Con respecto a eso...ha sido un año duro, porque en los torneos del Grand Slam he perdido contra los mejores de los mejores (perdió la final del Abierto de Australia contra Djokovic)".
Roger Federer. "Hambre". Por primera vez desde 2003, el suizo cerrará una temporada sin haber conquistado un torneo grande. Pálido en comparación consigo mismo, en la retina aún perdura su estupendo partido de semifinales en Roland Garros (acabó con la imbatibilidad de Djokovic) y su fantástico inicio en el duelo por el título de París. Un encuentro atestigua que aún es capaz de un altísimo nivel de juego, pero no de mantenerlo continuadamente: desaprovechó dos puntos de partido ante el número uno mundial en semifinales del Abierto de Estados Unidos. Defiende el título en Londres. Lleva solo dos trofeos, menores además, en 2011. "Tengo hambre", dijo, en consecuencia, la semana pasada, tras triunfar en su Basilea natal, lo que no le permitió mejorar su ránking: número cuatro mundial.
David Ferrer. "La mejor temporada de mi vida". Clasificado por segundo año consecutivo para la Copa de Maestros, el alicantino competirá con el objetivo de sumar todo lo que no logró en 2010: se marchó sin conocer la victoria. Su temporada, estupenda en regularidad y nivel de juego, queda matizada por sus resultados en los grandes escenarios. Ganador de dos títulos en 2011, semifinalista en el Abierto de Australia y finalista en Montecarlo y Shanghái, se acerca al final de su carrera sin haber triunfado en un Masters 1000 o llegado a una final de Grand Slam. Su constancia y su capacidad competitiva, además de su temible derecha y su movilidad impecable, le llevarán a luchar por ese objetivo en la Copa de Maestros, cuyo partido decisivo ya compitió en 2007. Él, por si acaso, avisa: "Es la mejor temporada de mi vida".
Thomas Berdych. "Llevaba 29 meses sin ganar un torneo". El checo se ha clasificado por inercia. Como sus perseguidores, es víctima de un circuito fagocitado por los cuatro mejores, que apenas dejan resquicio para que el resto de tenistas se luzcan bajo los focos. Tras alcanzar la final de Wimbledon 2010, donde cedió ante Nadal, ha naufragado en los grandes en 2011: no pasó de cuartos en ninguno ni obtuvo resultados que merecieran grandes titulares. La superficie indoor de Londres se ajusta a su estilo de juego, un martillo pilón. Falta por ver que su carácter se amolda a las exigencias de la competición más prestigiosa, que ya disputó en 2010. Para él, en cualquier caso, la temporada ya tiene sentido. "Por fin", debió decirse cuando ganó el título de Pekín. "Esta victoria significa mucho para mí...llevaba 29 meses sin ganar un trofeo".
Jo-Wilfried Tsonga. "Soy más yo mismo". Apreciadísimo por los aficionados y temido por los rivales, dos cosas separan a Tsonga de la gloria: un revés mejorable, que alterna entre dos y una mano, y una actitud incomprensible, que igual le lleva a remontar dos sets de desventaja en cuartos de Wimbledon y ante el mismísimo Federer, que a perder en primera ronda de un torneo menor. Inspirado, el francés es un huracán. Bajo techo y en cemento, un peligro a tener en cuenta. Más aún ahora que juega libre de ninguna atadura, tras romper con su entrenador: "Soy más yo mismo sobre la pista". Imprevisible en su segunda aparición en la Copa de Maestros.
Mardy Fish. "Indisciplina y profesionalidad". Tras dejar las pizzas, las hamburguesas y las patatas fritas, el estadounidense ha bajado de peso y eso le ha permitido expresar el talento que siempre ha tenido. Con los cuartos de Wimbledon como mejor resultado en los grandes, y la final de Montreal como punto álgido del curso, Fish, debutante en la Copa de Maestros, demostró también su fragilidad como competidor. Acabó devorado por la Copa Davis. Con él como número uno del equipo, Estados Unidos perdió en Austin y contra España. Fue un naufragio en toda regla: cayó ante Feliciano López y David Ferrer en una pista hecha a su medida. "Era un tenista muy indisciplinado", le definió en un artículo para EL PAÍS José Higueras, encargado del programa de desarrollo de la Federación Estadounidense. "Ahora se ha hecho un profesional tremendo. (...) Siempre tuvo habilidad y buenas maneras, pero nunca había hecho lo que podía hacer". Retirado en Basilea y París, es duda para Londres.
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