El 'drink team' se divierte
Cinco jugadores de la selección chilena se exponen a multas y a una suspensión de hasta 50 partidos por llegar ebrios a la concentración
Con dos titulares menos y la selección chilena envuelta en un escándalo después de que su técnico, el argentino Claudio Borghi, expulsara a cinco jugadores por llegar 45 minutos tarde a la concentración del equipo y con signos de venir de copas, entrará este viernes la Roja al Estadio Centenario, en Montevideo, a disputar con Uruguay la tercera ronda para las eliminatorias del próximo Mundial.
Los afectados replicaron el jueves que el entrenador no los escuchó, desmintieron haber estado ebrios -pero no que bebieron- y negaron que sus compañeros los reprendieran, como informó la prensa local.
Por esta sanción, la formación titular chilena prescindirá ante la Celeste uruguaya de dos de los pilares del estilo ofensivo que caracteriza su juego: Jorge Valdivia, volante del Palmeiras, conocido como el mago por su habilidad técnica, y del medioterreno de la Juventus, Arturo Vidal, el segundo jugador chileno más cotizado en el mercado internacional después de Alexis Sánchez. A ellos se agregan Jean Beausejour (Birmingham), Carlos Carmona (Atalanta) y Gonzalo Jara (Brighton Hove Alvion).
Los cinco jugadores, en especial Valdivia como reincidente por episodios anteriores, se exponen a una sanción económica y a una suspensión de hasta 50 partidos de la selección por parte del tribunal de disciplina local.
En el epicentro del conflicto está la disciplina que debe tener un grupo de profesionales y cómo se impone. Borghi, que llegó este año a la Roja para suceder a Marcelo Bielsa, quien renunció por incompatibilidad con los actuales dirigentes del fútbol chileno, impuso un estilo basado en la autodisciplina y en la confianza con los jugadores, a muchos de los cuales conoce desde cuando fue entrenador de Colo Colo, el club más popular de Chile.
El cambio de técnico significó para los seleccionados pasar desde el rigor espartano bielsista a un régimen más ateniense, de puertas abiertas, mayor comunicación con la prensa, concentraciones menos extensas y entrenamientos más proclives a la creatividad que al aprendizaje repetitivo de jugadas. El fracaso de Chile en la Copa América, donde no llegó a semifinales, y la denuncia acallada de que Valdivia y Beausejour llegaron bebidos a concentrarse para ese torneo fueron las primeras señales de que había problemas en la Roja.
A quienes criticaron su estilo y primeros resultados, Borghi los acusó de ser "viudas de Bielsa", por añorar al anterior técnico. En ese escenario, y con un compromiso colectivo previo de los seleccionados por la disciplina, cuando los cinco jugadores llegaron 45 minutos atrasados a la cena con que comenzó el martes la concentración previa al partido con Uruguay, líder de las eliminatorias sudamericanas, Borghi fue a visitarlos a sus habitaciones. Ellos venían del bautizo de las hijas de Valdivia.
Borghi los encontró en estado de embriaguez, en "condiciones no adecuadas" afirmó eufemísticamente. "No se podían ni defender", agregó y dijo estar "dolido" por la situación. Uno de ellos vomitó. El atacante del Barcelona, Alexis Sánchez, no podía creer la escena: "¿Por qué son tan mala leche? ¿No ven que cagaron al Bichi (apelativo de Borghi)? ¡Cómo son tan irresponsables!", relató el diario Las Ultimas Noticias.
Acompañado por Claudio Bravo, capitán de la selección (portero de la Real Sociedad) y el centrodelantero Humberto Chupete Suazo (Monterrey, México), Sánchez les reprochó, según el mismo diario: "Se pasaron por la raja todo lo hablado. Puta que la cagaron. Jugaron con todos nosotros".
Sin vacilar, Borghi expulsó a los cinco jugadores de la concentración, comunicó su decisión al resto de la plantilla y a los dirigentes, y al día siguiente convocó a sus reemplazantes. Ante la prensa justificó su estilo más permisivo de los jugadores con un dicho popular argentino: "si tenés que atar un caballo es porque no es tuyo". De paso, afirmó que con Bielsa "también pasaron cosas, pero no voy a sapear a nadie".
Su determinación drástica ha recibido un apoyo popular aproximado de un 80%, según reflejan las opiniones en los medios. Las redes sociales y los medios han sido implacables. A Valdivia lo bautizaron como "Bar-divia" y un columnista llamó al equipo el "drink team".
Cuatro de los cinco jugadores sancionados replicaron el jueves en el sindicato de futbolistas. Admitieron haber llegado tarde, por lo que pidieron disculpas, y que bebieron, pero negaron estar ebrios o en una condición inadecuada. "Fue un bautizo, no una tomatera", afirmó Valdivia. Cuestionaron a Borghi por no escucharlos, aunque se lo pidieron dos veces, y haberse apartado de criterios profesionales. "No vamos a aceptar las declaraciones de Borghi. Es una falta a la verdad que me extraña de Claudio, quizás se debe a la presión de los medios", agregó el mago.
Al conocer estas declaraciones, un exseleccionado chileno, Carlos Caszely (fue delantero del Levante y del Español), cuestionó en declaraciones a Radio Cooperativa la defensa de los jugadores sancionados: "Son unos cara de rajas", afirmó, y dio su apoyo a Valdivia. El exgoleador del Real Madrid y también centrodelantero chileno, Iván Zamorano, respaldó a Borghi porque su decisión "debe haber sido como castigar un hijo [...] pero había que hacerlo".
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