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Hasta que Rudy quiso

El escolta lidera la reacción del Madrid en el tercer cuarto para imponerse al Gran Canaria (60-68) en un choque espeso

Hubo partido hasta que Rudy quiso. Cegados ante el aro, con unos pírricos 24 puntos en su casillero al descanso, el Madrid sufría en un partido denso. El Gran Canaria no le concedía espacio para correr y le achuchaba en defensa con una presión asfixiante. Nada les sirvió a los de Pedro Martínez cuando Rudy se vistió de artificiero y desató la pirotecnia en un tercer cuarto primoroso que sentenció el choque. 12 puntos, tres triples, una metralleta incontenible para el pausado guion de los amarillos.

Les costó a los de Laso aterrizar en el parquet del Centro Insular de Deportes. A los cinco minutos de partido apenas contaban en su casillero con dos puntos merced a una solitaria canasta de Tomic. Todo un anticipo de lo que iba a ser el choque. Secos ante la defensa asfixiante del Gran Canaria, los blancos no encontraban vías de penetración y se veían obligados a jugarse lanzamientos en condiciones más que apuradas. Los puntos de Nelson y el dominio en el rebote otorgaban, de inicio, el mando del partido al conjunto de Pedro Martínez.

GRAN CANARIA, 60- REAL MADRID, 68

GRAN CANARIA 2014: Beirán (2), Nelson (7), Bramos (15), Savané (2), Green (3) -cinco inicial-; Bellas (4), Rey (8), Palacios (6), Haynes (11), Ekperigin (0) y Martínez (2).

REAL MADRID: Llull (9), Rudy Fernández (14), Suárez (10), Mirotic (2), Tomic (4) -cinco inicial-; Ibaka (3), Sergio Rodríguez (6), Carroll (9), Pocius (2), Begic (0) y Felipe Reyes (9).

PARCIALES: 16-12, 8-12, 15-30, 21-14

ÁRBITROS: Conde, Jiménez y Munar. Eliminados Michael Bramos y Taurean Green por el Gran Canaria.

-PABELLON: Centro Insular de Deportes.

Llull no descifraba el ritmo idóneo en la dirección, Rudy no atinaba desde el perímetro y la pareja de interiores Mirotic-Tomic no rascaba bola. Solo Carlos Suárez, multiplicándose en defensa y en ataque, sostenía a los suyos atosigados y sin respuesta. Laso comenzó a mover ficha en busca de soluciones. Otorgó el mando a Sergio Rodríguez, se agarró al pulso y la emotividad de Carroll (en su regreso a la que fue su casa durante dos temporadas en las que se proclamó máximo anotador de la Liga) y encomendó a Felipe la tarea de fajarse en la pintura con Savané, Palacios y Xavi Rey. Un parcial de 0-7 corroboró la mejoría en la mezcla blanca, pero el partido seguía atascado. Los guarismos eran tan exiguos que la proyección al descanso (24-24) anunciaba un pobre empate a 48 al término del partido.

El Madrid, que en lo que va de temporada nunca había bajado de los 80 puntos ni en la Liga ni en la Euroliga, sumaba nueve canastas en juego al término de los dos primeros cuartos con unos pésimos porcentajes de tiro: seis de 19 en tiros de dos (31%) y tres de 13 en triples (23%). No eran mucho mejores en el bando local, que fiaba su suerte a su abnegada aplicación defensiva, al tino de Nelson, máximo anotador al descanso con siete puntos y al impulso de la grada. En medio del apagón, emergió la figura de Ibaka que, en su estreno en esta Liga, con un tapón, marca de la casa, y un dos más uno en la continuación agitó momentáneamente el partido (tres puntos, cuatro rebotes y dos tapones en apenas ocho minutos sumó el pívot de origen congoleño en su estadística final). Puro espejismo. Los aros estaban tapiados, cada ataque era una espesura y la pelota parecía de plomo.

Pero a la vuelta de los vestuarios, el Madrid se puso manos a la obra. Los de Laso rompieron a sudar y Rudy cogió su fusil. El escolta mallorquín, inédito hasta entonces en la anotación, sumó 12 puntos en el tercer cuarto (14 al final), lideró un parcial de 0-16 a favor de los blancos y rompió la parsimonia. Al ritmo que marcaba la agitación de Rudy, los madridistas desatascaron el perímetro y se agigantaron en la pintura. Un parcial de 15-30 en el tercer acto que rompió el duelo.

Suárez y, sobre todo, Reyes blindaron el rebote defensivo conforme el desgaste del duelo iba descubriendo las limitaciones de la rotación del Gran Canaria. El capitán blanco, en su enésima exhibición bajo los aros, conquistó 13 de los 42 rebotes de su equipo. No obstante, los de Pedro Martínez se resistían a entregar el partido amparados en el acierto de Michael Bramos. El escolta de Michigan, máximo anotador del partido con 15 puntos, tomó el relevo de Nelson y llevó a los amarillos hasta la orilla. Pero su empuje no fue suficiente. El Madrid de Rudy prolonga su dicha.

Ibaka salta con Román Martínez.
Ibaka salta con Román Martínez.ELVIRA URQUIJO (EFE)

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