Dos choques fatales

El accidente que esta mañana ha sufrido Marco Simoncelli recuerda dramáticamente al del japonés Shoya Tomizawa, ocurrido durante la prueba de Moto2 del Gran Premio de San Marino la pasada temporada, y que desgraciadamente tuvo el mismo desenlace fatal que en el caso del italiano. En ambos casos hubo un atropellamiento mortal por embestida. Mientras los distintos órganos que regulan el motociclismo están en constante diálogo con las partes implicadas, tanto los fabricantes de motos, como los de complementos y, lógicamente, los circuitos, para tratar de aumentar el nivel de seguridad del certamen, este tipo de accidentes son muy difíciles de abordar.

El año pasado, Tomizawa quedó tendido de nuevo en la pista, justo en la línea de circulación, cuando su moto, tras descabalgarle, le volvió a escupir hacia adentro en una sacudida muy poco previsible porque la inercia le debería haber llevado hacia fuera y no al revés. Alex De Angelis y Sctott Redding se lo encontraron justo delante y no pudieron evitar llevárselo por delante, de la misma forma que en Sepang les ha ocurrido a Colin Edwards y Valentino Rossi. En el caso de Simoncelli, hay que tener en cuenta, además, que el choque le ha costado la vida al pilloto de Cattolica se ha producido en la segunda vuelta de la prueba de MotoGP, cuando el pelotón, mucho menos numeroso que en Moto2, aún circula bastante compactado. Nada más recibir el impacto de la rueda de Edwards, Simoncelli perdió al casco y quedó tendido en el asfalto, en una imagen parecida a la que Franco Uncini, actual responsable de seguridad del Mundial de MotoGP, sufrió en 1983 en el circuito de Assen (Holanda), aunque en aquella ocasión Uncini pudo sobrevivir.