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Un Sabadell de otra época

El equipo catalán es colíder de Segunda, 23 años después de jugar su último partido en Primera.- Los protagonistas de entonces rememoran la última aventura en la élite

"El Sabadell no está muerto". La frase, pronunciada en 1993 por Julià García, entonces responsable deportivo del club catalán, parece una profecía que ha tardado en cumplirse. El equipo pasaba en aquella época por momentos muy delicados. Cinco años después de haber jugado en Primera, el Sabadell descendía a Segunda B por deméritos propios y, a su vez, a Tercera por problemas económicos. Era el inicio de una etapa oscura que ha durado 18 años, en los que el equipo ha deambulado por las zonas más bajas del fútbol español. Pero el club, por fin, comienza a resucitar tras un brillante inicio de temporada en su regreso a Segunda: es el líder, junto al Hércules, solo ha perdido un partido y ocupa posiciones de ascenso directo después de ocho jornadas. En la ciudad ya empiezan a recordar los buenos tiempos, cuando en el equipo sobresalía la figura de Periko Alonso. Corría el año 1988 cuando el Sabadell disfrutó de su última temporada en Primera de las 14 que ha disputado hasta la fecha.

"El punto más fuerte de aquel grupo de los años ochenta era la tremenda unión que había en el vestuario. Éramos un conjunto muy modesto, pero muy amigos tanto dentro como fuera del césped", rememora José Luis Fernández Manzanedo, el portero del Sabadell en su última etapa en Primera, de 1986 a 1988. "Hacíamos muchas comidas y cenas a las que íbamos casi todos. Allí había momentos de diversión, pero también se hablaba de fútbol. Eso ayudaba a que hubiese muy buena sintonía", explica Lino, el capitán de aquel equipo. "La base de aquella plantilla era gente experimentada, pero muy profesional. A eso se le añadió gente joven de Sabadell y se creó un equipo humilde pero competitivo", completa Jordi Besonias, miembro del área deportiva del equipo e hijo de Alfredo Besonias, vicepresidente del club en aquella época.

En la temporada 1986-87, el Sabadell se salvó tras jugar la liguilla de promoción que se disputó aquel año como novedad. El choque decisivo, que los catalanes habían ganado frente a Osasuna, se tuvo que repetir por una alineación incorrecta del equipo que entonces dirigía Pepe Martínez Palomar. "Unos días antes habíamos fichado a dos jugadores, uno polaco y otro danés. Teníamos sus fichas federativas, así que los alineé. Luego, resultó que no habían llegado sus permisos de trabajo y de residencia, así que Osasuna reclamó y tuvimos que jugar otra vez", explica Martínez. Pero el Sabadell volvió a ganar en la repetición y el exentrenador recuerda que, una vez conseguida la permanencia, el equipo fue recibido en el Ayuntamiento: "Bebimos cava y comimos bocadillos porque no habíamos ni cenado, aunque con la emoción no nos entraba nada".

En la temporada siguiente, el equipo perdió en el último partido frente al Athletic y consumó su descenso a Segunda. "Me acuerdo de que fueron a Bilbao miles de seguidores y de que nos dieron una ovación de las buenas a pesar de la derrota", subraya Manzanedo. "Se desplazó mucha gente desde Sabadell, y eso que llovió a mares durante el partido", apunta Besonias. Aquel partido es, hasta ahora, el último que el Sabadell ha disputado en Primera. Pero antes, en los años 60, el club vivió su etapa dorada e incluso llegó a terminar cuarto en 1969. En esa época, destacó el propio Pepe Martínez, el futbolista que más partidos ha disputado en Primera con el Sabadell (151). "El presidente de entonces, Rosson, tuvo la suerte de contratar a Pasieguito como entrenador, que le asesoraba muy bien. Se hizo un equipo muy majo con jugadores que no querían en el Barcelona, en el Madrid o en el Espanyol. Había quien decía que el equipo no iba a dar rendimiento, pero fue al contrario", explica Martínez.

El gran frenazo a toda la trayectoria del Sabadell llegó en 1993, cuando el equipo bajó a Segunda B e inmediatamente a Tercera por las deudas. "El club nunca tiraba la casa por la ventana, pero en 1992 se intentó repetir el ascenso a cualquier coste y aquello no salió nada bien", explica Manzanedo. En esa misma línea apunta Martínez: "Se mareó todo. Si en un club humilde gastas dinero y te sale mal un fichaje, eso tiene consecuencias. Pero es que se equivocaron con tres". Martínez se refiere a los fichajes de N'Kono, Bossio y Zúñiga, que fueron muy costosos y dieron poco rendimiento. Sus elevadas fichas hicieron temblar la economía de la entidad hasta el punto de dejarle en Tercera. "Los grandes nombres no te garantizan nada", resume Lino.

"Ahora se gasta de acorde a las posibilidades. Se trae a gente que está desaprovechada en otros clubes que no son caros y dan buen rendimiento", destaca Martínez. Besonias, por su parte, lamenta el tiempo perdido en estos años: "Cuando empiezas a caer en el pozo es muy difícil salir de él. Los ingresos bajan de una forma brutal, los jugadores importantes ya no quieren venir si estás en Segunda B o en Tercera, y la gente acaba perdiendo la ilusión". Observa, además, alguna semejanza entre el equipo de los ochenta y el actual, aunque subraya que la temporada es muy larga y habrá rachas malas: "La plantilla está compensada entre gente joven y otros jugadores experimentados que conocen a la perfección el fútbol. El club ha conseguido salir de abajo gastando con cabeza, estudiando muy bien a quién se fichaba. Además, se ha tenido paciencia y hay estabilidad en la directiva y en el banquillo". Lino, pese a todo, pide calma: "Aún es prontísimo para hablar de metas importantes. Sería malo pensar que el objetivo del Sabadell es ascender. Si al final se subiese, cambiaría la vida del club y de la ciudad en el aspecto económico y social. Pero, por ahora, disfrutemos del momento". Ese que dice que el Sabadell es el colíder de Segunda; ese que recuerda otra época.

Esteve Fradera corre junto a Camacho en un partido entre el Sabadell y el Real Madrid en 1988.
Esteve Fradera corre junto a Camacho en un partido entre el Sabadell y el Real Madrid en 1988.RAÚL CANCIO

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