La loca Liga Europa
Ziv, del Maccabi de Tel Aviv, agrede con su bota al árbitro; Wesley, del Sporting de Lisboa, persigue a un rival hasta pegarle una patada; Cha Du-Ri, del Rennes, se marca en propia puerta el gol absurdo de la jornada, Pablo da el susto al desmayarse...
Cuando Lindgren, jugador del Salzbugo, rival del Athletic, agarró el balón con las dos manos dentro de su propio área, buena parte del público de San Mamés se frotó los ojos, incrédulo de lo que veía. El futbolista, como si del portero se tratase, se había abalanzado a por el balón. Él se justificó diciendo que un rival le había empujado, pero el árbitro le expulsó y señaló penalti. No fue la única jugada rocambolesca de esta jornada de la Liga Europa, en la que el conjunto de Bielsa igualó con dos penaltis un 0-2 en contra.
También fue llamativo el gol del Rennes ante el Celtic (1-1). Costil, el portero del equipo francés, sacó de puerta. Era un disparo aparentemente inofensivo, raso, con no mucha fuerza. El balón, sin embargo, recorrió medio campo sin que nadie interrumpiese su trayectoria. Cuando llegó al campo rival, ningún jugador del conjunto escocés tenía opción de crear peligro. Por allí solo pasaba Cha Du-Ri, defensa del Rennes, que golpeó el balón hacia su portero, desviando la trayectoria de la pelota y desconcertando al guardameta. El balón acabó dentro de la portería y el Celtic se adelantó, así, en el marcador. Luego, el Rennes empataría.
Menos influencia en el resultado tuvo la acción de Ziv, del Maccabi de Tel Aviv, en el minuto 55. Su equipo perdía ya por 3-0 (el resultado final), cuando un rival le empujó y terminó en la banda con la bota quitada. El futbolista, rabioso, pegó un zurdazo al zapato, que fue a parar al linier, que inmediatamente avisó al árbitro. Ziv acabó expulsado, por más que asegurase que no había agredido al juez de línea a propósito.
También Wesley, del Sporting de Lisboa, acabó expulsado en el partido que su equipo ganó (2-0) al Vaslui. El brasileño sufrió un penalti que el árbitro no vio, y decidió tomarse la justicia por su cuenta. Se levantó, persiguió un rato a su rival y acabó pegándole una patada. La venganza le costó la tarjeta roja.
El susto de la jornada lo dio Pablo Ibáñez en el encuentro entre su equipo, el Birmingham, ganó (1-2) frente al Brujas. El defensa español recibió un fuerte golpe en la cabeza y perdió el conocimiento sobre el césped durante 10 minutos. Finalmente, aunque tuvo que ser retirado en camilla, todo quedó en un susto y no tuvo que ser ingresado.
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