_
_
_
_

Murray castiga a Nadal

El español encaja un parcial de 8-0 y pierde en Tokio su séptima final de 2011 (3-6, 6-2 y 6-0)

Cuando se cumplen dos horas de partido, el británico Andy Murray manda (3-6, 6-2 y 6-0) y Rafael Nadal calla. Es la final de Tokio, y el número cuatro viene de anotarse un 4-0 sobre el número dos, esposado de pies y manos por el fantástico revés del escocés. Por una vez, Murray compite contra su propia naturaleza, y en lugar de fiarlo todo a su defensa, que también le va sumando puntos increíbles, se entrega a un festival de agresivos golpes, la red como destino, la victoria como meta. Nadal, impecable de salida, va viendo erosionada su armadura por esa propuesta, hasta que se inclina por 6-3, 2-6 y 0-6: pierde su séptima final del curso, la primera contra alguien que no se llama Novak Djokovic, encaja un 8-0, y estira a más de un año el tiempo que lleva sin conquistar un título sobre cemento (Tokio 2010).

Más información
Dos cazadores

El mallorquín gobernó casi medio partido. La primera vez que se encontró por detrás en el marcador (6-3 y 1-3), reaccionó a lo grande. Una tras otra, se procuró tres bolas de break (0-40) sobre el saque de Murray. Una tras otra las descontó el escocés con aces. Hubo una cuarta pelota de rotura en ese parcial, y también la neutralizó el número cuatro con precisión de cirujano. Fue el punto de inflexión de la final de Tokio. Murray subió como la espuma. Nadal se ahogó bajo el chaparrón de su juego: llegó a encajar un 8-0, mudo en el debate, que le dejó cariacontecido antes de la entrega de premios.

El partido decisivo fue un coleccionable de golpeos violentos. Nadal lo vivió como un castigo. Cuando el mallorquín consiguió variar ritmos y alturas, mezclar sus pelotas liftadas con el revés cortado, dominó con la consistencia que le han dado sus mejores títulos. A la que el encuentro se le puso en contra, sin embargo, entró en barrena. Mucho de mérito tuvo el rival, espléndido, brillante, fuerte. Algo, también, tendrá que analizar el número dos sobre su juego y su brío: desde la explosión de Djokovic, no parece que reaccione igual que siempre ante las dificultades. Ganó cuatro puntos en todo el tercer set.

Rafael Nadal
Rafael NadalKOJI WATANABE (GETTY)

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_