Elogio del vértigo
El Madrid, liderado por Sergio Rodríguez y Llull, se impone al Estudiantes (79-68) en un duelo intenso y a la carrera
A cuatro días del arranque oficial de la liga Endesa, Real Madrid y Asefa Estudiantes echaban el telón a la pretemporada en la final de la XXVIII edición del Trofeo de la Comunidad y lo hicieron al sprint. En un pulso de piernas, el Madrid hizo del vértigo la mejor de sus virtudes y, comandado por Sergio Rodríguez y Llull, se impuso a un meritorio Estudiantes que tiró de orgullo y aguantó hasta los últimos minutos el duelo a campo abierto que propusieron los blancos.
Dominador absoluto del palmarés, el Madrid sumó su decimonoveno título por ocho de Estudiantes y uno del Fuenlabrada. La última vez que los colegiales alcanzaron el título fue en el año 2003, con Pepu Hernández en el banquillo y Carlos Jiménez sobre el parquet. Ocho años después, ambos eran los principales protagonistas en el conjunto del Ramiro. Enfrente, el Madrid de Rudy Fernández que, convaleciente de su cuadro de lumbociática, firmó autógrafos, posó con la chavalería, repartió ánimos entre sus compañeros en el calentamiento previo y siguió el partido desde el banquillo.
REAL MADRID, 79- ESTUDIANTES, 68
REAL MADRID: Sergio Rodríguez (15), Pocius (14), Suárez (2), Tomic (7), Mirotic (11) -quinteto inicial- Felipe Reyes (-), Velickovic (2), Begic (9), Carroll (4) y Llull (15).
ESTUDIANTES: Simmons (9), Granger (8), Gabriel (9), Flores (10), Jiménez (6) -quinteto inicial- Wright (15), Fernández (-), Driesen (4), y Clark (7).
PARCIALES: 20-20, 20-11, 17-16 y 22-21.
ÁRBITROS: J.L. Redondo, J. Murgui y C. Sánchez. Sin eliminados
PABELLÓN: Pabellón Europa de Leganés. Lleno
Tiempo de ultimar rodajes y despejar dudas tras unos ensayos previos con más luces y sombras. Los de Pablo Laso salieron de las semifinales de la Supercopa ante el Barcelona con la certeza de su potencial y la constatación del trabajo pendiente. Los de Pepu acumulaban incertidumbre en forma de tres derrotas y una sola victoria durante el verano.
El balón al aire fue como el pistoletazo de salida de una prueba atlética. Sin pausa, sin respiro, sin solución de continuidad, solo interrumpidos por el protocolo del cronómetro, unos y otros midieron su destreza en carrera destartalando todas las pizarras.
En los blancos, los 'Sergios' (Llull y Rodríguez), bien secundados por Pocius -14 puntos- en el perímetro y Begic en la pintura, eran los reyes de la velocidad y se alternaban para dar en cada contragolpe una vuelta de tuerca más. Criticados por su falta de batuta en el ataque estático, demostraron que en el sprint no tienen rival. Entre ambos sumaron 19 de los 40 puntos del Madrid en la primera parte (30 de los 79 al final). Entre ambos desgastaron las piernas de los colegiales que, sostenidos por la veteranía de Carlos Jiménez y Germán Gabriel, la fibra de Simmons y los puntos de Wright, mostraron el mismo brío que su rival pero acabaron por enseñar sus limitaciones en la rotación y perdieron en todos los porcentajes de tiro. Aún así, los hombres de Pepu nunca se descosieron. Tuvieron su oportunidad cuando a cinco minutos del final, con 60-58 en el marcador, desperdiciaron la posesión que abría abocado el duelo al alambre. Pero aún así llevaron el pulso hasta el límite de su resuello. Puro derbi.
Los cánticos de ambas aficiones certificaron la fiesta vivida en Leganés. No se la quiso perder el jeque sirio Abd Al Rahman Saad, personaje inventado por el departamento de marketing estudiantil para captar abonados. El partido tuvo además todos los ingredientes de la buena vecindad como anticipo de una temporada en la que ambos conjuntos volverán a compartir la cancha del Palacio de los Deportes de la Comunidad como ya lo hicieran entre 1987 y 1998.
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