Nadal se lo toma todo en serio
El mallorquín gana 6-0, 6-2 y 6-4 a Tsonga, clasifica a España para la final y cierra una eliminatoria marcada por la falta de tensión de varios competidores - Se medirá a Argentina que ha ganado a Serbia (3-1) tras la retirada de Djokovic en el último encuentro
La simbiosis entre Rafael Nadal y el público es perfecta. El mallorquín aparece por el burladero dando saltos, boxeador activándose antes del combate, y la gente, que llena hasta los topes la plaza de toros, reacciona como si él solo concentrara toda la magia, el arte y el corazón de Lagartijo, Guerrita, Machaquito, Manolete y el Cordobés, los cinco Califas de Córdoba. "¡Rafa! ¡Rafa!", trona el gentío mientras se cimbrea en una monumental ola mexicana. "!Rafa! ¡Rafa!", grita mientras el español arrolla 6-0, 6-2 y 6-4 a Jo Wilfried Tsonga (3-1 contra Francia en las semifinales de la Copa Davis), clasificando a España para su octava final de La Ensaladera, donde se medirá a Argentina que ha vencido en la eliminatoria 3-1 a Serbia. En el último encuentro, Djokovic, agotado, ha abandonado cuando perdía ante Del Potro (7-6, 3-0).
Tsonga no metió un revés y no sumó ni un solo punto al resto en toda la primera manga, para un total de seis en todo el encuentro. Tuvo orgullo para levantar once bolas de break y genio para arriesgarse a buscar en la red lo que no encontraba desde el fondo. Huérfano de armas con las que dañar al español sobre arcilla (¿cómo atacar la derecha alta de Nadal cuando se juega con un revés de plastilina?) acabó firmando un marcador sonrojante para todo un número diez del mundo. Entre él, Gilles Simon (el número 11) y Richard Gasquet (el número 15) solo ganaron 16 juegos en todo el cruce. Del mismo modo, el dobles español, compuesto por Fernando Verdasco y Feliciano López, solo se apuntó tres parciales contra el francés. Ninguno de esos resultados puede explicarse solo desde el calor, la falta de pericia en arcilla o la contundencia de los rivales. Marcadores tan desequilibrados no se entienden solo desde lo técnico, lo táctico y lo estratégico. Únicamente Nadal, David Ferrer, Michael Llodra y, por momentos, Tsonga, le pusieron al cruce la tensión y el corazón que merecía. El mallorquín, que el lunes estaba en Nueva York, se lo toma todo en serio.
España lleva 20 eliminatorias seguidas ganando en casa. La combinación de tierra y calor, unida a los mejores especialistas del planeta, parece indestructible. Hay, también, un valor insustituible que se vio en otros cruces previos: igual en Austin 2011 que en Mar del Plata 2008, como visitante de Estados Unidos o Argentina; esté o no Nadal; se juegue en cemento o sobre tierra, son más las eliminatorias que España compite con todo, sin agarrarse a excusas ni lamentos, que las que acaban en rapapolvo, como la de Clermont-Ferrand 2010 (5-0). Francia, en el caso puntual de Córdoba, no puede decir lo mismo: nunca superó el trauma de la baja de Gäel Monfils, su mejor jugador, lesionado. Verdasco ha rematado el triunfo español en la semifinal de la Copa Davis contra Francia (4-1) al vencer a Richard Gasquet por 6-2 y 6-1.
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