Rico siempre se levanta

"Le gusta mucho el cachondeo", expresa, entre risas, Dani Benítez, medio del Granada. "Él sí que es un fiera", le replica Fran Rico (Portonovo; 1987), que, después de coincidir con el futbolista balear en el Pontevedra, volverán a compartir vestuario en Los Cármenes. "En cuanto llegué le llamé. Me habló maravillas de todo lo que rodea al Granada. Dice que la ciudad es un espectáculo. Me está ayudando un montón", explica Rico, que aterriza con toda la ilusión del mundo después de forjarse en la cantera del Real Madrid. "No se acaba el mundo ahí. Fichan a los mejores y es muy difícil hacerse un hueco", argumenta el gallego. "¡Eh! ¡Es un máquina!", defiende su amigo Dani; "seguro que va a aportar mucho. ¡Distribuye la pelota como nadie!".

No todo han sido sonrisas, sin embargo, en el trayecto del mediocentro hasta jugar en Primera. En su tercer partido con el Castilla, nada más pisar el césped en un duelo contra el Alfaro, su rodilla derecha se quebró. "Me recorta un jugador y, cuando giro, se me quedan los tacos incrustados en la hierba", relata; "oí la rodilla y enseguida supe que me había roto". Los médicos le intervinieron para tratar de reparar la fractura del ligamento cruzado anterior y del menisco externo. Pronosticaron seis meses de recuperación, pero el asunto se demoró hasta los 13. "Fue durísimo", recuerda Fran. "Son muchas horas solo en casa".

Le extrañaron sus compañeros, enganchados a sus bromas en la caseta y a su jerarquía sobre el césped, donde, como buen pivote, dispone y ordena con autoridad. "Le gusta mandar", apostilla Benítez. "Es un líder", subraya Juan Carlos Cordero, secretario técnico del Granada, que presume de haberse hecho con una joya. "Sus condiciones son impresionantes. Hemos tenido la suerte de cazarle", explica. Plenamente recuperado, volvió a pisar el césped en un choque frente al Alcalá y, desde entonces, se convirtió en el timonel del filial madridista. "Nunca más he pensado en la rodilla", indica. "Es un tipo duro, de esos que no temen meter la pierna. Casi nunca se cae, pero si lo hace, da un brinco y se levanta de inmediato", aporta Benítez.

Atrás queda ya su periplo en Valdebebas, donde pulió su juego y compartió más de una sesión con uno de sus grandes referentes. "Me encanta Xabi Alonso. Su forma de concebir el fútbol, de leer los partidos. Además tiene un desplazamiento en largo impresionante. ¡Tac! La pone exactamente donde quiere, desde 40 metros", explica el medio, que en su día admiró a Guti y que encontró en el cañonero Ruud Van Nistelrooy una cercanía extraordinaria. "Me impactó su naturalidad. Un día, estábamos en la piscina y me vio con las muletas. Se interesó muy rápido por mí. Me preguntó qué tal estaba y me dio consejos porque él también había pasado por algo parecido", recuerda. Pero lo suyo son hacer bromas y encajarlas. "Un día le pusimos una crema antiinflamatoria en los calzoncillos", se arranca con sorna Benítez; "se fue normal a casa... ¡Pero en cuanto llegó tuvo que darse una ducha porque le ardía la zona noble! Se lo tomó muy bien, sin problemas, como siempre. Es un figura".