Dorsal 97, Fabio Sabatini
El italiano podría ser una luciérnaga, por aquello de llevar el farolillo en la parte trasera del cuerpo como símbolo de que ahí termina el pelotón
En el Tour las victorias están muy caras. Las de etapa muchísimo, y la de la general ya no digo nada. También hay victorias de clasificaciones secundarias -que no menores-, como la montaña, la clasificación por puntos, la clasificación por equipos, la combatividad en cada etapa, el supercombativo de las tres semanas, las otras dos plazas del podio y la clasificación del primer joven. Pero hay otra victoria más, quizá menos reconocida, que siempre despierta la curiosidad de los buenos aficionados en un día como hoy. Y no es otra que la clasificación del farolillo rojo. Es decir, el último clasificado en la clasificación general. Veamos a quién le ha correspondido el honor este año.
En el puesto 167, a 3h 57m y 43s de Cadel Evans y con un tiempo total de 90h 10m y 5s, nos encontramos a Fabio Sabatini, habiendo empleado tres minutos y ocho segundos más que su más cercano rival, el costarricense Andrey Amador. Si la media de velocidad de Evans es de casi 39.8 km/h, la de Sabatini es de poco más de 38, que también tiene su mérito.
Fabio Sabatini, italiano de Pescia de 26 años, profesional desde el 2006 y que corre en este Tour en el equipo Liquigas. Corredor de equipo con cierta punta de velocidad. No tiene victorias en estos seis años de carrera, pero sí que tiene un buen puñado de puestos de honor en etapas disputadas al sprint. Gracias a esta cualidad, además, es un corredor muy valorado por los sprinters de los equipos en los que ha militado, pues tiene unas cualidades óptimas para ayudar en la colocación y actuar de lanzador.
Y Fabio es hoy noticia por ser el último del Tour. Hay que pasar muchos filtros y muchas cribas para llegar a ser ciclista profesional. Y una vez conseguido y si tienes la suerte de correr para un equipo que tenga la oportunidad de estar aquí, tampoco es nada fácil entrar en la selección. Por eso que todos y cada uno de los que vemos en la clasificación, desde el primero hasta el último, tienen muchísimo mérito; hay que tener mucho talento para estar ahí. Todos han recorrido exactamente los mismos kilómetros, todos han vivido momentos de calma, de tensión, muchos se han caído, han compartido traslados, hoteles, se han mojado en la lluvia, han pasado frío, calor -este año no tanto-, etc..., muchas experiencias comunes para todos ellos.
¿Y qué animal podría ser el último corredor de este Tour? Bueno, pues podría ser un caracol, por aquello de que dentro de este zoológico, tiene la fama de ser el animal más lento. También es verdad que podría ser una tortuga, animal también asociado a la lentitud y a la parsimonia. Que en cierta medida es algo que va en consonancia con lo que significa rodar en bicicleta. Miras el mapa y parece que no avanzas, pero si dejas pasar un poco de tiempo, te vas dando cuenta de que a lo tonto has avanzado mucho más de lo que parecía. Y también podría ser una luciérnaga, por aquello de llevar el farolillo en la parte trasera del cuerpo como símbolo de que ahí termina el pelotón. Una luciérnaga infiltrada en un enjambre de abejas de colores. Con el privilegio de poder formar parte del enjambre con la única condición de hacerlo en la parte trasera del grupo y cerrando filas.
Ya no te deseo suerte en este Tour, dorsal 97, porque esto ya ha terminado. Enhorabuena por ello, descansa y disfruta del privilegio que has conseguido con esta pequeña victoria. Dentro de unos años lo recordarás con simpatía, y entonces será más dulce el sabor. Ahora... sabe tan sólo a cansancio.
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