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El teorema imposible de Paraguay

El equipo guaraní desembarca en la final sin vencer ni un partido, algo sin precedentes en las grandes competiciones internacionales

Para ser campeones no hace falta ganar. Un teorema difícil de demostrar. Paraguay, sin embargo, está a un paso de conseguirlo en la Copa América. Solo un partido, la final ante Uruguay, separa al equipo guaraní del sueño de hacerse con la corona continental y se mereció esta oportunidad sin terminar ningún partido de la competición con el marcador a favor. Anoche doblegó a Venezuela en la tanda de penaltis (5-3) tras empatar a cero. Idéntico resultado le permitió superar indemne los 120 minutos de los cuartos de final ante Brasil, duelo en el que los futbolistas de Tata Martino solo tuvieron que anotar dos penaltis frente a la desastrosa actuación de los lanzadores brasileños (cuatro errores de cuatro). En la fase de grupos, más de lo mismo: tablas ante los mismos rivales, pero con goles (2-2 contra la canarinha y 3-3 contra la vinotinto), y un debut que fue una premonición, 0-0, ante Ecuador. Nunca en la historia un equipo había alcanzado el acto final de una gran competición internacional sin vencer nunca y las posibles comparaciones son todas aproximaciones por defecto.

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El precedente que más se acerca al recorrido de Paraguay es el del PSV Eindhoven, campeón de la Copa de Europa en 1988. El equipo holandés, con Guus Hiddink en el banquillo y Ronald Koeman en el campo, se hizo con el cetro europeo coleccionando desde los cuartos de final cinco empates. Gracias al gol average se deshizo de sus rivales en cuartos (Girondins; 1-1 y 0-0) y semifinales (Real Madrid; 1-1 y 0-0) y triunfó en Stuttgart, ante el Benfica, tras otro empate a cero y un mejor acierto desde los once metros (6-5). Esto sí, el camino del PSV no fue inmaculado; en los octavos y en los dieciseisavos coleccionó tres victorias, dos ante el Rapid Viena y una ante el Galatasaray. Los de Hiddink casi se salieron con la suya también en la Copa Intercontinental. Forzaron la prórroga (1-1) y llegaron hasta los penaltis (2-2) ante el Nacional, pero finalmente cedieron en la tanda decisiva (7-6).

Por lo que se refiere a las selecciones, buscar parecidos con la aventura guaraní se hace aún más difícil. En el Mundial de Italia, en 1990, Irlanda consiguió llegar hasta los cuartos siguiendo el mismo patrón. Marcó solo dos goles y empató cuatro veces. En la fase de grupos firmó las tablas con Inglaterra (1-1), Egipto (0-0) y Holanda (1-1) y en octavos castigó a Rumanía en los penaltis (5-4) tras otro empate a cero. Solo Italia, la anfitriona, pudo frenar la paulatina marcha irlandés; el goleador de esa edición, Schillaci, rompió el sueño de Irlanda, pero aquellos cuartos obtenidos a fuerzas de empates se queda como el mejor resultado de la selección en verde en los Mundiales.

En España, en 1982, Italia, futura campeona, pasó la primera fase de grupos gracias a tres empates: Polonia (0-0), Perú (1-1) y Camerún (1-1). Pasó a la ronda sucesiva por haber marcado un gol más de los africanos. Hasta hoy, es la única selección que se sentó en el trono mundial sin ganar ningún partido de la primera fase. Para conseguirlo, sin embargo, debió empezar a ganar inmediatamente después, y lo hizo contra equipos del calibre de Argentina, Brasil y Alemania. Sumar empates aún no ha bastado nunca para proclamarse campeón, por lo menos hasta hoy. Paraguay puede demostrar un nuevo teorema.

Los jugadores de Paraguay celebran el pase a la final de la Copa América.
Los jugadores de Paraguay celebran el pase a la final de la Copa América.IVAN FRANCO (EFE)

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