Estigarribia, el extremo que sentó a Dani Alves
El jugador de Paraguay se impuso al lateral del Barça y le envió al banquillo de Brasil.- Hoy se vuelven a batir las selecciones pero el Chelo tendrá enfrente a Maicon
El brasileño Maicon, considerado por la UEFA el mejor defensa de Europa en 2010, confesó en rueda de prensa haber "estudiado mucho" los movimientos de un chico paraguayo de 23 años con apellido vasco que este año ha sido suplente en el club argentino Newell's Old Boys, de Rosario, donde juega cedido desde hace 18 meses. Su apellido, Estigarribia, era hasta hace unos días más célebre por el presidente que gobernó Paraguay entre 1939 y 1940, pero han bastado tres partidos de la Copa América para colocarlo en los titulares deportivos del continente latinoamericano y excitar el interés de River Plate y -se rumorea- incluso la Juventus de Turín. ¿Su principal mérito? Sin duda, haber amargado la existencia a Dani Alves, probablemente el mejor lateral derecho del mundo, en el Paraguay-Brasil (2-2) de hace ocho días, que la canarinha empató en el último suspiro. La suerte ha querido que ambas selecciones vuelvan a enfrentarse hoy en cuartos de final, a vida o muerte. Esta vez será Maicon quien trate de contener las incursiones veloces y finas de un extremo muy poco conocido en Europa, pero considerado ya una de las grandes revelaciones de un torneo generoso en traspiés y giros de la diosa Fortuna. Alves, salvo imprevistos, lo verá desde el banquillo.
Jorge Pautasso, asistente técnico de la selección paraguaya, relataba ayer a este periódico que a Marcelo Estigarribia lo venían siguiendo desde sus tiempos en Cerro Porteño, el club azulgrana de Asunción, unos de los grandes del fútbol guaraní, allí donde el hoy extremo zurdo de la selección, dorsal 21, despuntó antes de ser comprado por tres millones, en agosto de 2008, por el club francés Le Mans (hasta hoy, propietario del jugador). "Cerro es el equipo de mis amores", suele repetir Estigarribia, cuyo golazo a Olimpia en el gran superclásico del fútbol paraguayo el 23 de marzo de 2008 (1-0) es ya parte del imaginario local. Unos años antes, había empezado a jugar en un club del barrio Unión Pacífico en Fernando de la Mora, su localidad natal, en la Zona Norte del Gran Asunción. De ahí pasaría a Sport Colombia, y a los 17 años debutó en Primera con el técnico Humberto Ovelar. Tras unos meses en Guaraní, donde jugo más bien poco, llegó a Cerro Porteño, y participó en las categorías inferiores antes de dar el salto: "Ahora estoy en Primera y me siento orgulloso porque desde chico mi sueño era vestir la casaca azulgrana", afirmaba, antes de cruzar el Océano Atlántico.
"Marcelo es un extremo izquierdo zurdo de mucho recorrido, dinámico, directo y punzante... Tiene buen cambio de ritmo, sobre todo en lo ofensivo, y es un jugador decidido que encara y resuelve las jugadas que tiene", recalca Pautasso. El cuerpo técnico de la selección paraguaya, encabezado por Gerardo Tata Martino, venía pidiéndole que "piense en el arco de enfrente", y el fiel Estigarribia, Chelo para los amigos, se convirtió en una pesadilla para las defensas de Ecuador y Brasil en los dos primeros partidos del grupo B. No es un jugador que rife el balón: "Se le nota la calidad de los centros y tiene una extraña sabiduría para saber cuándo acelerar y cuándo parar", comentaba ayer un ojeador de Vélez Sarsfield, que recomendó su fichaje por el campeón de la Liga argentina el pasado mes de marzo.
La explosión de Estigarribia ha tomado relativamente por sorpresa a la ciudad del río Paraná, donde el jugador ha llegado a calentar banquillo, y al que se le reprochaba marcar pocos goles. "Se ve que es un fenómeno, pero tardó en adaptarse", explicaban ayer periodistas locales acreditados en la competición. Tanto es así, que el Chelo expresó hace unos meses su deseo de volver a Cerro Porteño, pero los directivos galos consideraron que el fútbol argentino, destino tradicional de los mejores futbolistas guaraníes, era un mejor escaparate para el futbolista. En medio de esas conversaciones, Corinthians quiso llevárselo a Brasil, aunque el traspaso no cristalizó.
El desborde de Estigarribia y su pase de gol a Roque Santa Cruz contra Brasil el pasado día 9 marcó el inicio de un segundo tiempo en el que Paraguay rozó la gloria. Sin embargo, los dos empates cedidos en los últimos minutos (el segundo, ante Venezuela) han mostrado los desajustes defensivos de una selección que era respetada primordialmente por la pétrea solidez de su retaguardia. "Nuestro primer tiempo ante Venezuela fue preocupante", admitió ayer Martino. Las estadísticas dicen que para ganar sus dos Copas América, en 1953 y 1979, Paraguay tuvo que derrotar a los brasileños. Esta es la generación que llevó a Paraguay por primera vez a los cuartos de final de un Mundial, la única selección que puso en serios aprietos a España el año pasado en Sudáfrica. Pero sorprender a la selección canarinha dos veces en apenas una semana es un desafío mayúsculo. Si el Chelo logra desquiciar a Maicon hoy, habrá nacido una estrella.
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