Dorsal 112, Juan Antonio Flecha; Dorsal 204, Johnny Hoogerland
Estos dos ciclistas han sido, desafortunadamente, dos de esos insectos que se emplastan contra el parabrisas del coche
Hoy, saltándome la norma que me había impuesto a mí mismo, la de hablar de un corredor por día y compararlo con un animal, me dejo llevar por la actualidad del momento y dejo salir también por esta vía mi indignación.
Según veía el transcurso de la etapa, me he puesto a escribir sobre Johnny Hoogerland, pero tras el atropello y todo lo que ha sucedido después, he borrado todo lo que he escrito sobre Johnny porque no me parecía el momento ideal para hablar de manera irónica de su carácter alocado.
A Johnny Hoogerland y a Juan Antonio Flecha, no se ahora mismo con que animales les podría comparar, pero tampoco quiero comerme la cabeza, porque mi idea era hacerlo de un modo irónico. Pero hoy no hay lugar para la ironía, hoy toca ponerse serios. Por suerte, parece ser que las consecuencias del atropello que han sufrido cuando un coche de invitados les adelantaba, no son graves, pero yo aún estoy impresionado por lo que he visto. E indignado, eso también.
Johnny y Flecha han sido hoy dos de esos insectos que cualquier tarde de verano se emplastan contra el parabrisas de nuestro coche cuando circulamos a cierta velocidad. Le das al agua, pasas los limpiaparabrisas unas cuantas ocasiones, y te olvidas de ellos. Una molestia, un incordio. Pero nunca pensamos que detrás de esas manchas había unos bichos de unas especies indefinidas que perecieron contra nuestro parabrisas.
Así me ha parecido a mí que se les ha tratado por parte del vehículo que les ha atropellado. Les ha golpeado, los ha arrojado con violencia hacia el exterior de la carretera y ha continuado su marcha con total tranquilidad como si nada hubiese pasado. Increíble, pero cierto. No recuerdo haber visto nada igual ni en mis años de ciclista, ni como espectador.
Dorsal 204 y dorsal 112, ahora me tocaba deseáros suerte. Ya se que hoy no la habéis tenido, así que me resulta hasta mezquino hablar de suerte. Espero que os recuperéis pronto y que no sea muy grande el sufrimiento por esta caída. El físico algo lo será, pues ya os he visto a los dos duramente magullados cuando cruzábais la meta. Y el moral, aún más, pero eso se cura viendo la indignación de quienes hemos sido tristes testigos del incidente. Un abrazo, amigos.
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