Las políticas elecciones del Athletic
El ostensible apoyo del PNV obliga a Urrutia a marcar distancias - Azkuna respalda la "buena" gestión de Macua - Interés empresarial por las obras del nuevo San Mamés
Se atribuye en Vizcaya a una tradición no escrita que todo aspirante a dirigir el Athletic que reciba el plácet incondicional del PNV tiene asegurada la victoria en unas elecciones a presidente de este club. De hecho, hubo quien -José Julián Lertxundi- rompió una vez el pronóstico ante el abertzale José María Arrate y en el estreno de su mandato un grupo de derrotados en las urnas asaltaron el palco de San Mamés y a renglón seguido, capitaneados por el nacionalista Fernando Lamikiz, la mayoría de compromisarios le dieron la vuelta al calcetín a su primer presupuesto.
A once días de que 33.000 socios del Athletic con derecho a voto decidan entre el hasta ahora presidente Fernando García Macua (Bilbao, 1964) y el exjugador rojiblanco Josu Urrutia (Deusto, 1968), la campaña ha tomado la calle y como primera expresión se constata que el excapitán tiene más apoyos reales a modo de avales. Sin embargo, ninguno de los dos candidatos se atreve a desvelar la identidad de su entrenador favorito, conscientes de que se trata de uno de los aspectos más desequilibrantes ante las urnas.
Con el club saneado y el equipo en alza, ni en abril Macua creía que alguien le plantara cara
El abogado 'jeltzale' Arana hizo presidente a Uria y ahora lo intenta con el excapitán
Incluso, solo dos voces han retumbado más de lo habitual. De un lado, la del presidente de BBK, Mario Fernández, que quiso ajusticiar públicamente las opciones de Macua al ofrecer su voto a Urrutia en un gesto que no ha pasado desapercibido y de consecuencias imprevisibles por la autoritas de quién lo dijo pero también por aprovecharse de una revancha sin defensa. Enfrente, la del alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, que antes y después de su mayoría absoluta ha alabado reiteradamente la gestión de Macua, con alusión expresa a los éxitos deportivos y al impulso dado como presidente al nuevo campo de San Mamés.
Azkuna lo viene repitiendo consciente, además, de que su partido, el PNV, se ha volcado gestualmente en apoyo de Josu Urrutia. A tal extremo ha llegado la adhesión jeltzale que el propio candidato se ha visto obligado a marcar distancias ante la posibilidad de que provoque recelo en socios de otras opciones políticas. Además, la presencia de personas relacionadas con Bildu en los primeros actos de Urrutia tampoco han evitado que se asista a una abierta politización de estas enconadas elecciones.
Desde que el diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao, decidió distanciarse de Macua después de haber compartido amigos comunes y sufrimientos con la Justicia por el devenir de los negocios de Jabyer Fernández, el BBB bendijo el proceso para buscarle una alternativa. En realidad, Andoni Ortuzar hace años que vio en el tándem Urrutia-Genar Andrinúa una opción más blanca, menos comprometida con el mundo empresarial, pero los exjugadores no dieron el paso. Tampoco importó demasiado en Sabin Etxea: jugaban a ganador porque los dos candidatos (Macua y Juan Carlos Ercoreca) tenían en los comicios de 2007 el visto bueno del partido, aunque, eso sí, otorgado por familias diferentes.
Ahora, todo se ha resuelto en apenas dos meses. De hecho, en abril, Macua jamás imaginó que le iban a mover la silla, y Caparrós, su banquillo. Sin embargo, la perseverancia de Andrés Arana, de profesión liberal y nacionalista, poco amigo del divismo, y que ya hizo en su día presidente del Athletic a Javier Uría, convenció a su amigo Josu Urrutia a que diera el paso, al que ya le habían instado todos los recientes expresidentes nacionalistas del club.
El mandato por el que ahora pugnan Urrutia y Macua coincidirá, además, con la progresiva ejecución de las obras del nuevo estadio San Mamés, y es posible que concluya con el estreno de las instalaciones. Se trata de un sugerente proyecto de 160 millones de presupuesto, que impulsa la sociedad San Mamés Barria, en la que comparten decisiones Gobierno vasco, Diputación de Vizcaya, Ayuntamiento de Bilbao, BBK y Athletic.
El proceso de adjudicación de las obras viene provocando desde hace meses el lógico interés del mundo empresarial habida cuenta de la dotación presupuestaria y de la actual situación de crisis. Cada una de las entidades representadas en San Mamés Barria es consciente de la apetencia que provocarán las millonarias asignaciones de los concursos que se sucedan. Es por ello que apuestas personales como la realizada por Mario Fernández, en un acto patrocinado por la BBK que preside, haya causado incredulidad por la interferencia que pudiera provocar en la actuación del presidente del Athletic a quien ahora avala.
La ejecución del nuevo San Mamés ya estuvo ligada a las anteriores elecciones del club rojiblanco por el hecho de que Macua era el abogado personal de Jabyer Fernández y de su Grupo Afer, dedicado a la construcción y el negocio inmobiliario. Curiosamente, Macua ve ahora cómo varios de aquellos compañeros que impulsaron su candidatura son sus enemigos directos en causas procesales y lógicamente en estas elecciones como ocurre con Joseba Intxaurraga -fue su vicepresidente- y Enrique Curro Guzmán, también próximos al PNV.
El candidato Macua no sale de su perplejidad por esta campaña de derribo emprendida desde la órbita jeltzale, y que identifica principalmente con la vieja guardia que pasó por Ibaigane, aunque materializada por los distintos resortes al servicio de este partido. De hecho, asume que resultó estéril atender la petición de Andoni Ortuzar para que las elecciones al Athletic no coincidieran con la campaña del 22-M. A tal extremo llega la presión sobre el valor del ADN nacionalista que Macua se ha visto obligado a desvelar que lleva a seis afiliados del PNV en su plancha para así cubrir la cuota. Pero es evidente que Macua ha sembrado el camino de demasiados críticos. Solo así se explica que 7.000 firmas le hayan dado la espalda cuando el club está saneado, en cuatro años ha logrado dos temporadas en Europa y una final de Copa, tiene la plantilla más revaloriza y 100 millones en caja de derechos televisivos para 3 años.
Así las cosas, Urrutia sigue de carril el manual que hizo triunfar a Uria: disimular los apoyos decisivos, evitar los debates para no salpicarse en los charcos y guardar siempre las formas porque aquí con Macua, como entonces con Lamikiz, el rival tiende a ponerse nervioso y eso siempre denota debilidad.
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