El campeón no tiembla
Ante un Muller pletórico al servicio, Nadal resuelve en el tie break las primeras dos mangas y liquida al luxemburgués en la tercera (7-6, 7-6 y 6-0)
Nadal camina con paso firme en Wimbledon, donde ya ha alcanzado la ronda de octavos (se medirá al argentino Del Potro), el primero entre los grandes favoritos. Lo hizo superando la insidia representada por el luxemburgués Muller, el último que fue capaz de derrotar al mallorquín sobre el césped británico (2005) al margen de Federer, y que seis años después volvió a incomodar el número uno del mundo con su saque, fenomenal, hasta obligarle al tie-break en las primeros dos mangas. Solo después de ceder el segundo -el primero lo perdió ayer antes de que la lluvia obligara aplazar el encuentro hasta hoy- el número 92 del mundo se desmoronó y entregó sin resistencias el tercer parcial (7-6, 7-6 y 6-0).
Ayer, el partido arrancó con un saque potente y una volea ganadora de Muller tras el resto de Nadal. El luxemburgués realizó justo después su primer ace (serían 17 al final) y ganó el primer juego, no antes de cometer un error garrafal en una volea. Un primer juego que fue el reflejo del partido. Saque medido -más de un 80% del luxemburgués en el primer servicio-, resto fino y errores inoportunos de Muller.
No se descompuso Nadal frente a la sorprendente solidez del rival, que no le concedió ni una pelota de break en las primeras dos mangas. Nadal hizo, pues, acopio de paciencia y esperó hasta los desempates, en los que no falló. Tras el primero, Muller no se hundió por más que cayera tras disponer de dos bolas de set cuando el marcador iba 5-6 a su favor y regalar el punto decisivo a Nadal con una doble falta. Hoy, en la reanudación, volvió firme y en los juegos centrales del segundo set hasta arrebató un par de puntos a Nadal después de largos peloteos.
Se desmoronó en el tercero, cuando vio que su mejor versión -incluso anotó más puntos ganadores (36 por 30) que el español- no era suficiente para tumbar al actual campeón de Wimbledon. Su problema fue tener delante a Nadal, impasible frente a las dificultades, sereno, inquebrantable. Solo se le contaron tres errores no forzados al número uno frente a los 22 del luxemburgués, cuyo coraje se estrelló como las ondas frente a una roca: Nadal.
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