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No todo son rondos

La selección sub 21 utiliza los extremos y las alas en caso de apuros, como ante Bielorrusia

"Tenemos ganas de encontrarnos con un rival que nos discuta el fútbol, no que nos entregue el balón, nos espere y confíe el resultado a una contra o a un gol afortunado". La reflexión es de Fernando Hierro, director deportivo de la selección española. Tras el partido frente a Bielorrusia, la reflexión se hace extensiva a los encuentros disputados en la fase final ante Inglaterra, República Checa y Ucrania. En los tres anteriores, España no necesitó modificar sus argumentos (no su idea) para alcanzar las semifinales; ante Bielorrusia, sí. La propuesta, tan rácana, se intensificó tras el afortunado gol de Voronkov y el partido se convirtió en un frontón más pétreo que los anteriores, con 10 bielorrusos siempre por detrás del balón. "Había que cambiar. Estaba claro que por el centro no podíamos entrar", afirma Luis Milla, que decidió activar el plan B y jugar con los extremos clásicos el fútbol de toda la vida. No era una renuncia, sino la pretensión de "ampliar el campo porque no había manera de pasar por el centro", corrobora el delantero Adrián, autor de dos de los tres goles (el otro fue de Jeffrén, en una acción personal).

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No era otra España, sino una España diferente. Sin un delantero de referencia, sin un cabeceador, sin un goleador nato, que no abundan a estas edades en el fútbol español, la sub 21 sí cuenta con extremos capaces de dar profundidad al equipo y descoser a la defensa rival, al menos hacerle un jirón que rompa su armadura. La multitud de centros se agolparon en el área de Bielorrusia. Otro dato corrobora el cambio: España, un equipo que juega básicamente por el centro, efectuó 11 lanzamientos de córner, generalmente debidos a la actividad por los costados, donde los laterales Montoya y Dídac se convierten en extremos a menudo.

El plan B lo incluye todo. Muniain se adapta al juego por los costados, pero es más vertical hacia el área. "Tiene el área y el gol en la cabeza", certifican en la selección. Incluye incluso en casos de emergencia la presencia de Javi Martínez como delantero centro en busca de los centros desde las bandas, aprovechando su potencia en el remate. No todo son rondos en la selección. No es una selección mecánica que si le rompes una tuerca se desajusta el engranaje. Ante Bielorrusia, aunque fuera de forma agónica, demostró que tiene un plan B sin cambiar de conversación futbolística.

Iker Muniain
Iker MuniainRICARDO RAMÍREZ (EFE)

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