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Neymar es el nuevo rey

Bien secundado por el juego interior de Ganso, el delantero resuelve la Copa Libertadores (2-1) frente al Peñarol y reedita el triunfo de Pelé en 1962

Definidos por los goles, los delanteros se atornillan en la élite o descienden a las catacumbas sin remisión. Un remate con tino pone la diferencia. Y Neymar (Mogi das Cruzes, São Paulo; 1992) demostró anoche que ya no solo es un niño con talento, sino que es un ariete formado para las grandes ocasiones. El primer paso lo dio hace un par de meses, cuando con el nueve de la canarinha desmontó por dos veces a Escocia y se presentó ante la sociedad europea, que se frotaba los ojos ante el requiebro del punta y la desorbitada suma de dinero que pedía el Santos, su equipo. Pero Neymar aclaró anoche, una vez más, que es un futbolista de los grandes, de esos que siempre llegan puntuales a la cita del gol, independientemente de la envergadura del duelo. Así, ante Peñarol en la vuelta de la final de la Copa Libertadores (0-0 en la ida, en tierras uruguayas), Neymar cazó un pase en el interior del área grande y soltó de primeras un zapatazo raso y por el palo que le pillaba más cerca. Gol y el principio de su historia, quizá en el Madrid o en otro coloso de Europa. El Santos venció 2 a 1, reeditó la final de 1962 y Neymar, como entonces hizo Pelé, se coronó.

Santos, 2 - Peñarol, 1

Santos: Rafael; Danilo, Edu Dracena, Durval, Leo (m.67, Alex Sandro); Adriano, Arouca, Elano, Paulo Henrique Ganso (m.86, Pará); Neymar y Zé Eduardo.

Peñarol: Sebastián Sosa; Alejandro González (m.37, Emiliano Albín, m.78, Fabián Estoyanoff), Carlos Valdez, Guillermo Rodríguez, Darío Rodríguez; Mathías Corujo, Luis Aguiar, Nicolás Freitas, Matías Mier (m.62, Jonathan

Urretaviscaya); Alejandro Martinuccio y Juan Manuel Olivera.

Goles: 1-0, m.46: Neymar. 2-0, m.68: Danilo. 2-1, m.79: Durval, en propia puerta.

Árbitro: el argentino Sergio Pezzotta amonestó a Alejandro González (m.30), Neymar (m.34), Corujo (m.52), Zé Eduardo (m.57) y Freitas (m.73).

Incidencias: Partido de vuelta de la final de la Copa Libertadores,

torneo patrocinado por el banco español Santander, que se jugó en el

estadio Pacaembú de Sao Paulo, ante unos 40.000 espectadores, entre ellos

unos 2.500 uruguayos y el ídolo brasileño Pelé.

Abrigado en su área porque es como más cómodo se siente, Peñarol planteó el duelo al contragolpe, como hizo en las anteriores eliminatorias -Internacional (Brasil), Universidad Católica (Chile) y Vélez (Argentina)-, siempre como rival menor, siempre victorioso. Pero entonces no tenía como rivales a Ganso y Neymar, futbolistas que participarán en la Copa de América con Brasil. Ganso es el talento, el virtuoso del balón que rompe cinturas y tira pases de entrelíneas como pocos. Y Neymar es el gol, el artista del regate y del punteo. Ellos dos, bien secundados por Arouca, que conduce el cuero pegado a la bota, y por Elano, el equilibrio, acabaron por despellejar al Peñarol, de mucho músculo y poco ingenio. Así, Arouca trazó un eslalon precioso, esperó el envite del zaguero rival y atendió al movimiento de Neymar, que se salió del área para recibir más balones, para poder enfocar la portería rival. Pase, disparo y gol nada más abrirse el telón al segundo acto. Poco después, Danilo, en una jugada personal deliciosa, pisó área, se cambió el balón de pierna y le pegó con la zurda a la red. Dos cero y desastre para Peñarol, todo garra y pundonor, que marcó en los últimos minutos el gol del honor -lo hizo Durval en propia puerta tras un centro de Estoyanoff, ese que jugó en el Valencia, Cádiz, Depor y Valladolid-, como si con eso certificase que era un rival a la altura.

Roto el partido, con espacios por delante, retomó el hilo el Santos, más técnico y feliz con huecos para explotar el pase de Ganso y la velocidad de Neymar. Incluso se dieron el lujo de cambiar los papeles, cuando el 11 del Santos, siempre ataviado con su corte de pelo mohicano, le cedió el cuero a Ganso para plantarle ante el portero rival. El remate no encontró puerta, como tampoco lo hicieron, en el último suspiro, esos balones que escupió el palo a remate de Zé Eduardo y Neymar. Poco importó; el encuentro estaba resuelto y Neymar es el nuevo rey.

Pelé celebra con Neymar el triunfo del Santos.
Pelé celebra con Neymar el triunfo del Santos.VÍCTOR R. CAIVANO (AP)

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