Un rifirrafe a destiempo

El Barcelona acababa de ponerse a una victoria de ganar la Liga tras imponerse 74-67 al Bizkaia Bilbao y colocar el 2-0 en la eliminatoria. Como es costumbre, ambos equipos se dirigieron hacia el centro de la pista para saludar a sus respectivas aficiones. Sin embargo, con la cercanía entre ambos, saltaron las chispas, en una discusión que tuvo como principales protagonistas a Terence Morris y Alan Anderson por el Barcelona y a Álex Mumbrú y Marco Banic por el Bizkaia Bilbao.

Mientras ambos equipos hacían corrillo para mentalizarse de cara al próximo choque, los principales implicados discutían ostensiblemente desde cada uno de los círculos. El Bizkaia fue el primero en retirarse a vestuarios, mientras el equipo que dirige Xavi Pascual se quedó unos segundos más festejando la victoria. Pero cuando le llegó el turno a los azulgranas de abandonar el parqué, Morris salió disparado en búsqueda de los jugadores bilbaínos, que se encontraban aún en el túnel. Una vez allí, se produjo un fuerte intercambio verbal, mientras los compañeros trataban de calmar a los jugadores más soliviantados.

Ya en rueda de prensa, los dos equipos trataron de minimizar lo ocurrido y sembrar la concordia. "Ha sido un cruce de palabras, no ha pasado de ahí. Les felicitamos, ellos han estado acertados, pero hemos dado la cara hasta el final", explicó Mumbrú. A lo que se unió Marko Banic, que calificó lo sucedido como algo "normal" en partidos de "alta tensión". Navarro, que fue una vez más el mejor del partido con 20 puntos, también abogó por la serenidad: "Son cosas que pasan en los partidos. El encuentro ha sido muy duro y muy agresivo, hay muchos golpes y mucha rabia dentro".

Los técnicos se unieron al intento de rebajar la importancia de lo sucedido. "Hay una final aquí, los dos equipos están a tope para ganar la Liga. Es normal. A mis jugadores no les va a afectar", expuso Fotis Katsikaris, el entrenador del Bizkaia Bilbao. "Es el partido más duro que recuerdo", afirmó Xavi Pascual, su homólogo azulgrana, pese a lo cual insistió en que el roce final "entra dentro de la normalidad".