Elías, el campeón frustrado

Regresó a la parrilla de MotoGP con la vitola de campeón, del primer campeón de Moto2, la nueva categoría intermedia del mundial de motociclismo. Y vio, de golpe y porrazo, cómo su nombre pasaba de estar en cabeza a cerrar la tabla de tiempos con los peores cronos. "Paciencia. Necesitamos tiempo", decía en tierras catarís. Sin embargo, la paciencia parece agotarse en el equipo satélite de Honda, LCR. Su mejor resultado en unos entrenamientos ha sido un octavo puesto en Estoril, a más de 3,6 segundos del primero. Pero le sirvió de poco, la carrera la terminó en el undécimo puesto, antepenúltimo, lo mismo que en Le Mans. En Catar, en la primera carrera del año ni siquiera se clasificó, cayó a cuatro vueltas del final cuando rodaba el último. Su mejor resultado fue un noveno en Jerez. Y la semana pasada, en Montmeló, cruzó el último la línea de meta.

Pidió tiempo, pero las mejoras no llegan. "El equipo siempre quiere buenos resultados. La situación interna es complicada. Y me estoy jugando bastante, espero que me salga bien", confesaba el piloto ayer, en Silverstone, donde buscó una revolución total, necesitado como está de un cambio radical en este campeonato. Se olvidó de todo lo hecho hasta ahora y partió de cero, como si acabara de empezar el curso: "Si estás a tres segundos tienes que cambiar cosas. Si tengo que poner la moto del revés, lo haré". Cerró la segunda sesión entre los diez primeros, a 3,9 segundos todavía, pero en una jornada delicada, marcada por la lluvia, y en la que las distancias eran mayores y los tiempos más lentos. "Si las cosas no funcionan, a la primera persona que un equipo se carga es al piloto, pero no lo permitiré", concedió, preguntado por un ultimátum del equipo, que estaría buscándole un sustituto. Él quiere rebelarse en la pista: "La presión no va a ninguna parte. Es el trabajo el que va a buen puerto. La presión no es el camino. No la quiero".