La temporada agotadora
Puede que el portugués coquetee con la locura, pero sabe mucho de fútbol, ha sido el entrenador que mejor ha leído al Barça esta temporada
"Ahora por fin podemos verla", dijo Borges cuando le preguntaron por una amiga que acababa de morir. Lo mismo podríamos decir de la agitada y agotadora temporada futbolística que terminó el 28 de mayo con la final de Wembley. Ahora ya, al fin, podemos verla. Queda en mi recuerdo la rueda de prensa de Guardiola antes del partido de liga en el Bernabeu. Memorable puesta en escena del entrenador, no por lo del "puto amo" que tuvo éxito mediático, sino por aquel "¡Eh, 'Jose', aquí estoy!". Me recordó la historia de Pepín Bello con Salvador Dalí en el Palace de Madrid después de treinta años de no verse. Habían sido muy amigos en la Residencia de Estudiantes, pero el pintor parecía no recordarlo y no paraba de teatralizar sus palabras y de "hacer de Dalí". Hasta que en una pausa Bello aprovechó para decirle: "Oye Salvador, que soy yo, que soy Pepín".
Hay quien no descarta que en contacto con el poder del Real Madrid, Mourinho haya suavemente enloquecido, es decir, que se crea todo lo que dice, incluido lo que dice haber ganado y lo que dice ser. Si es así, le pudo desconcertar ese campechano "¡Eh, 'Jose', aquí estoy, que soy Pep!".
Me gustó ese tono campechano porque en el fondo tenía una gran retranca y, por si fuera poco, no carecía de misterio. En el fondo, recordaba a aquellos fantasmas de una casa en ruinas en las afueras de un viejo pueblo castellano que eran importunados por los jóvenes todos los sábados por la noche. Los fantasmas esperaban pacientemente a que los desconsiderados se retiraran agotados sin haber conectado con ellos, y entonces, cuando ya no quedaba nadie en la casa arruinada, murmuraban: "Aquí estamos, pasen".
En fin, que la temporada más agotadora (arrastrábamos el mundial) acabó y ahora podemos verla. Hubo dos únicos momentos en los que me quedé anonadado, verdaderamente sorprendido. Son dos momentos que me resumen la temporada. Uno fue en el partido de liga en el Camp Nou viendo cómo el Madrid era minimizado por el juego barcelonista. No lo esperaba, pero creo que Mourinho tampoco. El otro momento sorprendente fue en el Bernabeu, primera parte de la ida Madrid-Barcelona de la Champions. Aquel día estaba yo fuera de mi ciudad y llegué tarde al hotel y, al encender el televisor, se llevaban ya quince minutos de partido y me impresionó que el Madrid jugara de aquel modo tan cauto o raro y me quedé sin entender nada.
Ahora puedo entenderlo, ahora creo que podemos ver por qué Mourinho hizo jugar de aquel modo tan extraño a su equipo en aquella ida europea. Puede que el portugués coquetee con la locura, pero sabe mucho de fútbol, ha sido el entrenador que mejor ha leído al Barça esta temporada. En la ida de la Champions tuvo muy claro (creo que más que ningún otro ser en el mundo, de ahí su mérito) que si jugaba al ataque podía volver a encontrarse con la manita de los cinco goles del partido de liga. E ideó una estrategia que evitara el desastre. A diferencia del Manchester de la final de Londres, la estrategia incluyó una cierta agresividad y muchas faltas, con los riesgos que comportaba eso, como quedarse con un jugador menos, que es lo que acabó ocurriéndole.
"¡Eh, 'Jose', aquí estoy!". Mourinho ha sido el que mejor ha sabido este año "lo que estaba allí", lo que le esperaba, lo que tenía delante. Y bien que obró en consecuencia, aunque con pingues resultados. En el contexto de todo esto, no parece lógico que Casillas dijera el martes que su equipo también habría ganado al Manchester en la final. Y no es lógico porque, primero y como es obvio, habría que jugar antes ese partido. Y, segundo, porque el Manchester merece todos los respetos, y bien que se los tuvo el Barça, que por supuesto nunca -antes ni durante los noventa minutos- dio por ganado un partido dificilísimo. Pero es que, además, no es lógico que casi venga a decirse que el Manchester es pan comido, porque, guste o no, la verdad es que la temporada agotadora no situó al Madrid a la altura del Barça. La prensa internacional señala al equipo de Guardiola como el nuevo referente en la historia del fútbol, como en su día lo fueron el Ajax o el Milán. Con semejante distinción hemos llegado al final de la temporada agotadora, de la temporada más nerviosa. Si no hubieran sido inventadas las vacaciones, esta temporada, por sí sola, las habría inventado.
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