Falla entierra al fantasma de Federer

Cuando Alejandro Falla gana a Lukas Kubot por 6-7, 6-4, 7-5 y 6-4 no solo se convierte en el primer colombiano en octavos de final de Roland Garros, sino que además cierra un momento dramático que probablemente le haga temer el verse otra vez en el centro de la diana, criticado, desairado y burlado incluso (¡cuántos chistes con su apellido!), porque no es la primera vez que pisa terrenos tan pantanosos: cuando Falla deja que el marcador de la cuarta manga pase de 5-2 a 5-4 y 40-15 para su rival, todo el mundo recuerda el día que tuvo dominado al suizo Roger Federer en Wimbledon 2010. Fue en la primera ronda. Sacó por el partido. Perdió, y ya nada volvió a ser lo mismo. El sábado, en París, el colombiano, trabajador y dignísimo tenista, le dio la vuelta a su historia.

"Llevo ya 15 días en París y no pensaba estar aquí tanto tiempo. Lo mejor del encuentro ha sido mi cabeza, había que estar fuerte", dice luego Falla, que juega el cuadro principal tras pasar el torneo de clasificación, y al que entrena el español Marc Górriz. "Estoy en mi mejor momento", añade el colombiano, especialista en pista rápida, donde impone la velocidad de su resto, antes que nada. "Logré remontar en el tercer set y ahí cambió el partido. Él se vino abajo y yo seguí mejorando. Me encuentro genial".

El hombre celebró la victoria a lo grande. No solo había llegado a los octavos de la catedral de la tierra, donde le espera el argentino Chela, un veterano ante el que puede soñar con la victoria y la clasificación para los cuartos. También, por un día, enterró el fantasma de Federer. Falla también sabe cerrar los partidos.