Cristiano hace un guiño al futuro

Perdido en la clasificación general, hace semanas que el Real Madrid se enganchó al Oscar a Cristiano como único reclamo para la cartelera. Una estrategia muy ciclista, cuando el equipo de turno se vuelca en la última semana en las volantes o la montaña. Frente al Almería, primer equipo en despeñarse hacia la Segunda, Cristiano tardó menos de cuatro minutos en contar su 39º gol en la Liga y le sobró un cuarto de hora tras lograr el 40º, récord absoluto en 80 ediciones de un campeonato en el que no siempre hubo tantos partidos. Zarra, por ejemplo, consiguió 38 goles en 30 encuentros de la Liga de 16 equipos de la temporada 1950-1951. Hugo Sánchez repitió el registro en un torneo ya con 20 escuadras en la 89-90, cuando el mexicano disputó 35 partidos. El portugués ha pulverizado la marca tras alinearse en 34 citas. Eso sí, sus 11 últimos goles han llegado tras la eliminación europea y liguera del Madrid. En todo caso, se trata de una cifra colosal para un futbolista colosal. Un jugador que no se pone límites, porque no los tiene. Salvo, quizá, su apego a jugar cerca de las orillas, donde se aleja del área que tan bien habita y se pierde en ocasiones en arabescos innecesarios. Le ocurrió en su día a Messi, cuyo tránsito del costado hacia el eje aún le ha hecho mejor. Cristiano, quizá esté por llegar.

Ante el Almería no hubo otro gancho. La hinchada festejó el atracón de Cristiano y pasó la tarde con las verónicas de Özil y las punzadas de Benzema y Adebayor, a los que el luso, altruista, cedió foco. Los arietes se destaparon en la misma medida que lo ha hecho el equipo desde que no ha querido que jugar sometido a un rival, caso del Barça. Desde entonces, el Madrid ha sido un ciclón. Se dirá que lo fue ayer ante el colista, pero antes laminó al Valencia, al Sevilla, al Villarreal y al Getafe. Con el estirón final, libre de esposas innecesarias, el Madrid ha sumado 102 goles, a solo cinco de la Quinta del Buitre de la 89-90, lo que da idea del potencial de esta plantilla cuando nadie le impide expresarse en plenitud, sin miedos ni coartadas imaginarias.

La fiesta ante el Almería, que hubiera dado algo porque le hubieran vetado la entrada, permitió que hubiera tiempo para un homenaje presidencial a Dudek, despedido con cariño por el público, y para que Joselu, un chaval del filial, anotara el último tanto de la temporada. Curioso que la cerrara un chico de la cantera. Con ella o sin ella, este Madrid tiene mucho futuro siempre que ninguna novela negra le distraiga del fútbol. 92 puntos, 102 goles, una semifinal de Champions y una Copa lo certifican.

Real Madrid 8 - Almería 1