Una vida a toda velocidad

Maverick Viñares se subió por primera vez a una moto cuando solo tenía un año, por pura mimética hacia su padre y sus tíos. Una decisión que que no se quedó en mera curiosidad, ya que a los tres años aquel niño -que hoy se ha convertido en Le Mans en el piloto español más joven (16 años) en ganar una carrera en 125cc-comenzó a competir en minimotos. Una vida que perecía predestinada a la velocidad desde el bautizo: su padre eligió Maverick por el piloto de cazas que encarnó Tom Cruise en la película Top Gun.

Pese a que ha sido esta temporada cuando ha empezado a ser conocido por su paso al Mundial del 125, Viñales lleva mucho tiempo sonando entre los más aficionados al mundo de las dos ruedas como una de las principales promesas de la inacabable cantera española. Sin un momento de respiro en su progresión, a los siete años participó en la Copa RACC 50cc y en el Metrakit Open; en 2002 fue subcampeón de Catalunya (50cc) y en 2003 dominó el Metrakit MiniGP, comenzando también a ganar sus primeras pruebas internacionales.

Fuera de las pistas, de momento, no ha dejado de lado los estudios. Sostiene que quiere estudiar derecho y que aspira a ser notario en un futuro. Una imagen que contrasta fuertemente con su versión de devorador de kilómetros en las pistas y con su estilo de conducción, que a él le gusta definir como agresivo.

El joven talento siguió acumulando premios según ascendía de categoría (campeón en 2007 y 2008 de Cataluña PreGp125 y del trofeo Mediterráneo PreGP125 en 2008), hasta que la temporada pasada -ya con la mirada puesta en el Mundial- llegó la confirmación de su gran futuro con la consecución del Campeonato de Europa y el Campeonato de España de Velocidad.

Tras firmar para esta temporada Aprilia, el precoz piloto dio muestras de su voracidad al declarar que en su año de debut en el Mundial su objetivo sería estar entre los cinco primeros. Valiente, Viñales siempre ha reconocido que él es de Valentino.