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Viñales, un niño muy grande

El piloto español, de 16 años, supera a Terol en la última recta para ganar la carrera y lograr el récord de precocidad

Maverick Viñales andaba hacia el corralito para felicitar a su compañero de equipo, Sergio Gadea, tras su primera carrera en el mundial de 125cc y después de un noveno puesto espléndido. Iba preocupado porque podría haberlo hecho mejor, podría haberse clasificado sexto y se lamentaba ante su jefe de equipo, Ricard Jove, porque había estado liderando a un grupo de pilotos que al final pasaron antes que él por la linea de meta. "No te preocupes. Lo has hecho muy bien", le decía Jove, soprendido ante el talento que tenía delante. ¡Menudo carácter! De eso hace cuatro carreras.

Su moto le falló en la segunda carrera del año, en Jerez. Y volvió a la carga en Portugal, donde quedó a dos milésimas del podio. Ayer ya no pudo esperar más. La gloria llamaba a su puerta. Y él le abrió, educado, discreto, valiente. Feliz. Ganó una carrera que gestionó con inteligencia y a la que le puso atrevimiento. Era solo su cuarta participación en el mundial de 125cc. Es un debutante. Tiene 16 años, 4 meses y 3 días. Y es ya el español más joven en lograr una victoria del mundial, por delante de Jorge Lorenzo.

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La precocidad de Viñales

El piloto de Roses se había clasificado en tercera posición el sábado. Y antes de finalizar la primera vuelta ya era segundo. Siguió la pista de Nico Terol, el líder del mundial, ganador de las tres carreras iniciales del campeonato, lanzado desde la pole. Frío, sosegado, inteligente también, pero Terol no pudo con la irreverencia de este chaval al que sus padres llamaron Maverick por el personaje de Tom Cruise en Top Gun. También él vuela. Pero sobre una moto. No se despegó de Terol en toda la carrera. De hecho, el de Alcoy, listo como pocos, le cedió el paso al inicio de la 12ª vuelta. Abrió paso Viñales durante unas vueltas. Y dejó liderar de nuevo al pelotón a Terol. Andaban jugando al gato y ratón para delicia de los espectadores mientras tras ellos, a una distancia cada vez más grande, marchaba el resto del mundo, peleando por la tercera plaza.

A cuatro vueltas para el final, Terol recuperó la cabeza. Y Viñales estudió muy bien cada uno de sus movimientos. Le robó la cartera en la última vuelta, en la última sucesión de curvas del circuito de Le Mans, donde nunca antes había corrido, por un hueco casi imposible, primero un viraje a la izquierda, luego uno a la derecha. Y a unos pocos metros, la gloria. "Es un sueño", acertó a declarar al bajarse de la moto. Efrén Vázquez, por cierto, se subió también al podio. Pero solo había ojos para Viñales.

Viñales celebra el triunfo
Viñales celebra el triunfoMICHEL SPINGLER (AP)

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