Plácida matinal de fútbol en Mallorca

A una inusual sesión matinal de fútbol, la afición balear respondió con una de las mejores entradas de la temporada -cerca de 18.000 espectadores-, y con ganas indisimuladas de aguar la fiesta de la Champions al Villarreal. El Mallorca, a salvo ya del descenso y sin mayores aspiraciones, se acuerda y mucho de que una denuncia del club castellonense le impidió disputar la Europa League. La misma competición de la que los amarillos quedaron apeados esta semana, ante el Oporto.

Aquella clasificación en los despachos, facilitada por la insolvencia económica del Mallorca, fue recibida como una injusticia en la isla. "Nos dolió y nos sigue doliendo", afirmó en la víspera Webó. Y Michael Laudrup, lejos de rehuir los ánimos de vendetta, los legitimó: "Es un partido especial y todos sabemos por qué". Al final, sobre el césped, no fue para tanto. Poca agresividad, juego vistoso y cero goles.

Por otro lado, un imprevisto médico provocó que jugar a las doce de la mañana resultara, a la postre, innecesario. El Mallorca había solicitado el cambio de hora para poder contar con su portero titular, el israelí Dudú Aouate, obligado a cumplir con la fiesta judía del Yom Hazikarón. Pero Aouate no entró finalmente en la convocatoria porque se está recuperando de una intervención quirúrgica, tras golpearse el rostro contra el poste en el último partido de Liga ante el Racing.

Consciente el Mallorca de que las urgencias eran cosa del rival, el equipo balear se tomó el partido con calma. Obligado a asumir la iniciativa, el Villarreal se topó con una trinchera muy avanzada. Cazorla y Senna naufragaron a la hora de buscar el área a partir de la combinación, muy exigidos por la presión local, que se iniciaba con Webó. Las incursiones de Rossi, que envió un disparo al palo, fueron escasas e individualistas en exceso. Al italiano, un islote, le costó encontrar en quién apoyarse y solo inquietó al contragolpe, cuando el Mallorca perdía la posición.

Dos ocasiones pudieron cambiar el signo del encuentro en el arranque de la segunda mitad: Webó cabeceó fuera un saque de esquina y Lux se reivindicó desbaratando dos zurdazos de Nilmar. A partir de ahí, Laudrup mandó a los suyos a por los tres puntos que podían valer la permanencia. De Guzmán tomó la batuta y la entrada de Aki dio más profundidad al ataque local, pero no se descompuso el Villarreal, que quedó a la espera de algún despiste. Los minutos finales parecieron contentar a todo el mundo. Pese a la victoria del Athletic en la previa, los de Garrido no ven peligrar la cuarta plaza. Y, por su parte, hace ya días que el Mallorca espera plácidamente que caiga el telón.

Mallorca, 0 - Villarreal, 0