Djokovic está intratable
El serbio jugará las semifinales de Madrid tras derrotar por primera vez sobre tierra a Ferrer
El escenario invitaba al desaliento: David Ferrer había abierto el partido con un break (2-0), el público gritaba extasiado alentando a su tenista y la superficie, húmeda la arcilla en la noche madrileña, anunciaba una batalla extenuante, pesado el albero y lento el juego. Hace mucho, sin embargo, que el serbio Novak Djokovic viene demostrando que es un tenista de otra pasta. Su cuenta ya asciende a 32 victorias consecutivas. Su última víctima es de prestigio: Ferrer, finalista en las citas de Montecarlo y Barcelona, se inclinó por 4-6, 6-4 y 3-6 ante el número dos en cuartos de final del torneo de Madrid. Djokovic se enfrentará el sábado contra el brasileño Thomaz Bellucci, la sorpresa del torneo.
El encuentro se compitió en un ambiente fantástico. El público, roto en gritos ("¡Ferrer! ¡Ferrer!") guardó una educada distancia sin dejar de ponerle fuego al encuentro. Los dos tenistas dieron motivos para la admiración. Djokovic dibujó algunos cambios de dirección que certificaron la recuperación de su revés paralelo, un arma asesina en su juego que había desaparecido desde finales de 2009. Ferrer trascendió al estereotipo de tenista de piernas incansables y pulmones infinitos en el que a veces se le limita. Su derecha hizo daño a un tenista que se suponía invencible. Subió a la red con coraje y tino. Siendo un tenista que construye las jugadas con patrones de peloteos cruzados, se atrevió también con el revés paralelo para evitar que el rival entrara en ritmo. Fue tacaño en los errores. Nunca regaló nada. Tenía un poderoso argumento: en tres enfrentamientos sobre tierra, siempre había ganado al serbio.
Con 2-2 en la manga decisiva, el español remontó un 15-40. El público acudió al reclamo. Djokovic hizo oídos sordos. Un doble campeón del Abierto de Australia no se deja impresionar fácilmente. Ferrer volvió a abrirle la puerta en ese parcial con una doble falta que el alicantino coronó con un exabrupto. El número dos agarró la oportunidad y con una derecha en el ángulo consiguió la rotura (6-4, 4-6, 3-2 y saque).
El público siguió creyendo. Ferrer, decidido siempre, también. Dio igual. Djokovic ya había dicho basta. Siguiente parada, Bellucci.
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