Gol decisivo, gol de Javi Guerrero
A sus 34 años, el delantero lleva dos temporadas marcando tantos decisivos para la permanencia de Las Palmas
Sin los 11 goles que Javi Guerrero (Madrid; 1976) marcó el año pasado, Las Palmas jugaría ahora mismo en la Segunda División B. Sin los 12 de este año, el equipo canario seguiría sumido en los puestos de descenso. Vaselinas marca de la casa, cabezazos de bajito con una gran intuición para la colocación, apariciones inesperadas en boca de gol.... tantos de todos los colores que en esta campaña le han dado 11 puntos a su equipo.
Guerrero está gastando en Las Palmas los últimos cartuchos de una dilatada carrera que arrancó hace casi dos décadas en el Leganés. A sus 34 años, cuando ya mira al futuro estudiando para sacarse el título de entrenador, no vive el retorno a Segunda como un paso atrás, sino que su implicación en el vestuario es incuestionable. "Tengo la misma ilusión o más que cuando empezaba", asegura el punta, que lleva solo un año y medio en el equipo y ya es uno de los cuatro capitanes. "Es un líder", le define otro capitán, David García; "nos da veteranía y saber estar".
Aunque su larga trayectoria le convierte en una referencia para sus compañeros, Javi Guerrero descubrió relativamente tarde que lo suyo era el fútbol. "Mi madre tenía miedo de que me llamara el Madrid o el Atlético y sufriera un desengaño, así que mi idea era estudiar una carrera y trabajar en algo relacionado con el deporte", cuenta. Dos circunstancias cambiaron el plan. A los 15 años, le surgió la oportunidad de jugar en el filial del Leganés. Con 17, llegó la llamada que tanto temía su madre.
Vicente del Bosque, responsable entonces de la cantera del Real Madrid, llevaba tiempo siguiéndole. Y, de repente, este atlético admirador de la zurda de Futre, se vio enfundado en la zamarra del eterno rival. "Me dio unas bases que me han servido para toda mi carrera", recuerda ahora con cariño. Allí creció junto a futbolistas de la talla de Raúl y Guti. Miembro de una promoción inolvidable, solo pudo oler el primer equipo en amistosos. "Era la época de la sentencia de la ley Bosman. Un palo, la cantera perdió protagonismo", explica.
Lo aprendido en Chamartín, sin embargo, le sirvió para triunfar después en el Albacete y en el Racing, donde llegó tras un efímero paso por su Atlético. Dejó una huella imborrable en Santander, como la dejó después en el Recreativo, donde en 2007, en una temporada "para quitarse el sombrero", rozó posiciones europeas. Después, el Decano descendió, poniendo fin a su andadura en la categoría de oro.
Rechazó grandes ofertas de Catar y Arabia Saudí y apostó por volver a Segunda, pero de la mano de Las Palmas, equipo alegre y ofensivo con una afición que le entusiasmaba. Para su sorpresa, encontró una categoría diferente de la que recordaba. "La nueva hornada de entrenadores ha cambiado las cosas", explica; "antes primaban la fuerza, la segunda jugada y el resultado. Hoy, hay muy buenos jugadores y los técnicos quieren jugar bien".
Desde el primer día, Guerrero trabaja en la isla con una obsesión; que nadie piense que ha llegado en busca de un retiro dorado. "Cuando llegas a un equipo así desde Primera, creas unas expectativas que debes cumplir. Mi motivación es no engañar a quien confió en mí", dice con firmeza. Nadie dudará de su compromiso después de ver sus cifras. Su acierto tiene aún más valor, si cabe, desde la llegada al banquillo de Juan Manuel Rodríguez, técnico de fuerte mentalidad defensiva. Guerrero debe trabajar más en la presión y dispone de menos ocasiones, pero mantiene su ritmo anotador. Rodríguez reconoce su sacrificio: "Tiene entrega y mucha disciplina, el trabajo extra puede mermarle en algunos aspectos, pero le engrandece en otros". El primer capitán va más allá: "Es primordial, nuestro jugador gol, con media ocasión que tenga va a marcar".
Lleva dos años haciendo tantos imprescindibles. Y ya ha firmado por otro más. Respira Las Palmas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.