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El día de los cabezotas

Nadal, Ferrer y Melzer, que despide a Federer, llegan a semifinales de Montecarlo en una jornada marcada por el viento

Vuelan bolsas de plástico sobre la pista. Aletean las banderas en los mástiles. Se levanta la arena como si la impulsara un tornado, golpeando en la cara a los tenistas. Así se discute el pase a semifinales en el torneo de Montecarlo. Así, con gesto mohíno y sin chispa, se despide en cuartos Roger Federer (6-4 y 6-4 para el austriaco Melzer). Así logra la clasificación Rafael Nadal ante el croata Ljubicic (6-1 y 6-3). Y así, antes de que casi vuele una caseta que hace de estudio televisivo, David Ferrer elimina al serbio Troicki (6-3 y 6-3).

El huracán midió más que la técnica de los tenistas. Puso a prueba sus cabezas. El viento sopla malos consejos en los oídos de los jugadores, les recomienda la vía rápida, huir cuanto antes de su impredecible aliento. La hoja de ruta para enfrentarse a esa circunstancia, sin embargo, pasa por el autocontrol. Nadal jugó con amplios márgenes de seguridad en sus tiros, sin alharacas, construyendo un dique con el que neutralizar al impredecible elemento. Ljubicic, sacador antes que nada, buscó acortar los intercambios, y de tan precipitada que fue su propuesta, de tan inestable que fue su juego, perdió todos sus saques en la primera manga, solo se apuntó un juego, al resto, y cometió 18 errores no forzados por los 5 del español. Ahí, con excepción de su última carga cuando el español sacó por la victoria (1-6, 3-5 y 15-40), murió el partido: solo ganó un 41% de los puntos jugados con su primer servicio.

Federer también cojeó por ese lado. Puesto ante el número nueve, el aire igualó el partido. Melzer, que pidió el fisioterapeuta tras el primer juego, dolido en la espalda, aceptó el desafío. El austriaco citó al suizo con la red con numerosas dejadas y le aculó también en el fondo con sus rectos tiros. Esos impredecibles cambios de ritmo sacaron de rueda al número tres. Federer no tuvo dictado en el partido. Puesto ante el viento, que es siempre fuente de sufrimientos, pareció aceptar que no era su día. Nunca se lanzó a por el encuentro. Jamás peleó poniendo el corazón por delante de su incomparable librillo. Tuvo siete bolas de break a favor y no aprovechó ninguna. Se marchó sin decir ni mú. Mudo.

Mañana se disputan las semifinales. Nadal jugará contra el ganador del Andy Murray-Frederico Gil. Ferrer, contra Melzer. Es el primer gran torneo de tierra, y hay dos españoles en semifinales. Normal: sople el viento o apriete el sol, pocos jugadores son tan duros, pocos tan sufridores, como los de la armada.

Nadal, durante el partido de hoy
Nadal, durante el partido de hoyCHRISTOPHE KARABA (EFE)

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